Béisbol femenino: Argentina hace base

El seleccionado argentino de béisbol femenino concluyó esta semana su participación en los Juegos Panamericanos que se disputaron en Venezuela con caídas ante México (6° en el ranking mundial), las anfitrionas (4°), Cuba (9°) y Nicaragua (25°).

Lo que a priori deja como resultados cuatro derrotas, el saldo es más que positivo, porque el combinado nacional comenzó un camino de crecimiento que notoriamente se pudo plasmar a lo largo de las presentaciones en el Estadio Forum en La Guaira, sede del certamen.

Luego del debut en 2018, donde tampoco se pudieron ganar juegos, en esta ocasión el principal objetivo fue sumar experiencia para ganar competitividad de cara al futuro, lo que sienta bases para próximas competencias y participaciones internacionales. Al respecto, cabe destacar otros caminos recorridos similares, tales como el inicio del proyecto en el seleccionado masculino de fútbol que encabezó César Luis Menotti en 1974, que cambió para siempre la historia de la disciplina; o la decisión de Los Pumas que llevó al representativo de rugby a codearse con las potencias del deporte y que, precisamente, días atrás materializaron victorias ante los All Blacks neozelandeses y Wallabies australianos. El recorrido es largo, pero los resultados llegarán. Para esto es fundamental sostener las ideas, incrementar la difusión y contar con apoyo público y privado.

El recorrido panamericano

Argentina jugó su primer encuentro el 20 de septiembre ante México con un resultado desfavorable de 14-0, un día más tarde perdió 17-0 con Venezuela. El 22 cayó 7-2 frente a Cuba, en un partido que tuvo a las albicelestes arriba en la pizarra hasta el 5° inning con las entradas de Keila Luna. Finalmente, el miércoles 24 cayeron 12-2 con Nicaragua (Keila Luna y Dulce Gaitán).

El plantel argentino

Las chicas que dejan su huella en el deporte para nuestro país son las siguientes: Delfina Antoniassi, Abril de los Ángeles Barbuio, Agustina Borras, Mora Cassis, Luna Comoglio, Candela Duclós Sibuet, Rocío Freccero, Dulce Gaitán, Valentina Garay, Eluney Gustinelli, María Sol Iha, Micaela Kanagusku, Keila Luna, Naomi Matsuda, Andrea Remedi, Victoria Remollino, Martina Sabella, Paula Salas, Sol Turlione y Brisa Zandomeni, todas bajo la dirección técnica de Diego Echeverría.

Precisamente, el entrenador compartió su balance de la participación argentina: «En primer lugar, quiero destacar que el proceso de casi dos años ha sido fundamental para prepararnos en muchos aspectos, no solo deportivos sino también constructivos dentro del equipo. Tuvimos que lidiar con muchas situaciones, como viajes, concentraciones, compra de materiales, y hacer un esfuerzo conjunto para que el proceso siga avanzando», expresó Echeverría.

Además, nos contó que «a pesar del poco respaldo económico, hemos mantenido un enfoque de trabajo en conjunto, donde todos colaboramos en lo que sea necesario para seguir avanzando en lo deportivo. Y creo que eso ha sido clave para nuestro éxito. El torneo ha sido muy fructífero para nosotros, nos ha permitido visualizar el nivel que necesitamos tener y los niveles que queremos enfrentar. Más allá de no haber clasificado al mundial, hemos cumplido con nuestros objetivos de tener una instancia internacional después de casi ocho años sin competir a nivel internacional».

Al respecto del proceso que se inicia, el coach agregó: «Estamos muy contentos de haber roto esa brecha tan larga y de haber podido mostrar el béisbol femenino argentino en competencias internacionales. El torneo nos dio parámetros a seguir y nos hizo visualizar cómo debemos trabajar y en qué condiciones debemos llegar a estas instancias internacionales de alto vuelo. Como entrenador, estoy muy contento de encabezar este proceso y de descubrir un grupo fantástico de jugadoras que no solo son las veinte que estuvieron en el torneo, sino que también las casi cincuenta jugadoras que tenemos en el proceso a nivel nacional. Estoy orgulloso de todo lo que hemos hecho y de lo que vamos a seguir haciendo. Ya estamos pensando en giras internacionales, como en México, en Cuba, incluso en Europa, y agregando herramientas a nuestro proceso y a nuestros entrenamientos».

Finalmente, concluyó: «Así que, una vez más, el orgullo es pleno y estoy cada vez más convencido de que vamos por el camino correcto».