Hollywood parece haberse quedado sin ideas. Cada año, aparecen más remakes, reboots y live actions de historias que ya conocíamos y que estaban «perfectas» tal como fueron realizadas.
Un remake es una nueva versión de una obra que ya existe, ya sea una película, serie, libro o un guion dramático. A diferencia de una remasterización, que solo actualiza los fotogramas o aspectos menores, una adaptación reconstruye la obra desde cero, lo que les da capacidad para cambiar la historia, los personajes o el tono completo.
Uno de los casos más recientes es «Dune» que, aunque los efectos modernos son impactantes, no deja de ser una nueva versión de la película de los 80 que, a su vez, viene de una novela de 1965.
Otro ejemplo es «Charlie y la fábrica de chocolate». La original con Gene Wilder es un clásico, pero en 2005, Tim Burton la reinventó con Johnny Depp, versión que es mundialmente reconocida. Finalmente, en 2023, Paul King construyó la misma película con estilo de musical y con la compañía de Timothée Chalamet.
Es innegable que las fórmulas que funcionan están condenadas a repetirse por el mercado, es por eso que si hablamos de rehacer un formato, Disney es el número uno con sus live actions. Vimos «El Rey León», «La Sirenita», «Pinocho», «Blancanieves», «Aladdin», «La bella y la Bestia», etcétera. Fotográficamente son impresionantes, pero hay fans que sienten que perdieron la magia y la emoción de los originales. Además, es impactante el cambio de personajes o la reinterpretación forzada. En muchos remakes se modifican aspectos de los protagonistas solo para «actualizar» la historia, pero eso a veces rompe con la esencia que hizo especial al original. Parece que los estudios buscan cumplir con modas más que contar algo nuevo. En lugar de formar la inclusión genuinamente, Disney se preocupa más por la aceptación que le conlleva la integración social.
El problema es que todo se vuelve de manera repetitiva. Se reciclan los mismos argumentos, las mismas marcas y los mismos nombres. Las productoras apuestan por lo seguro, por la nostalgia que vende en lugar de arriesgarse a crear algo realmente original.
Esto no es nuevo, en el pasado vimos ejemplos como «Nace una estrella» que filmaron en 1937, 1954, 1976 y 2018, contando siempre la historia de una estrella en ascenso y un músico que la ayuda a triunfar. O un clásico del terror como «Nosferatu», que fue reinterpretada por Werner Herzog en 1979 con el título «Nosferatu Phantom der Nacht» y en 2024 fue escrita y dirigida por Robert Eggers. «Los 4 Fantásticos» posee versiones en 1994, 2005, 2015 y en 2025 para el universo de Marvel.
Incluso, se anunció una serie remake de Harry Potter, que contará toda la saga desde cero, temporada por temporada. Algunos remakes logran renovar historias con respeto y calidad pero, en definitiva, parece que el cine y las series están atravesando una etapa donde la nostalgia pesa más que la creatividad.