Lo que dejó el Trofeo de Campeones

El Trofeo de Campeones no dejó solo un título sino señales claras sobre el momento que atraviesan Platense y Estudiantes de La Plata, y sobre cómo este partido puede impactar en lo que viene para ambos. El sábado 20 de diciembre, Estudiantes se quedó con el título en una final que funcionó más como punto de partida que como cierre.

Platense llegó a la final desde un lugar de crecimiento

Con un año que ya era histórico, el objetivo era cerrar ese recorrido con otra muestra de carácter. El partido, sin embargo, expuso una dificultad que todavía aparece en instancias decisivas: sostener una idea cuando el contexto empieza a pesar. El equipo compitió, pero cuando tuvo que administrar la ventaja, se fue alejando de su propuesta y terminó pagando ese retroceso.

Para lo que viene, la lectura es simple. Platense no pierde identidad ni recorrido por esta final, pero sí se lleva una cuenta pendiente: aprender a «cerrar» partidos importantes sin resignar lo que lo llevó hasta acá. Ese paso puede ser clave para consolidarse en el mediano plazo.

Por el lado de Estudiantes, el triunfo tiene un valor que va más allá del juego

El «Pincha» llegó a esta final después de semanas atravesadas por conflictos institucionales y cruces con la conducción de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), en un contexto que no fue el ideal para preparar una definición. En ese marco, el título es un alivio.

No fue un equipo brillante, pero sí uno que entendió el momento. Supo esperar, sostenerse y aprovechar cuando el rival empezó a dudar. Esa capacidad para atravesar escenarios complejos es parte de la identidad de Estudiantes y vuelve a aparecer en una final.

Lo que deja el partido es una proyección distinta para ambos lados. Habrá que ver ahora cómo cada uno utiliza lo que dejó esta final. Platense, con un camino ya recorrido y herramientas que lo llevaron a competir de igual a igual, tendrá el desafío de aprender a potenciar esa identidad en juegos decisivos e intentar algo más que la leve aparición en mitad de tabla.

Estudiantes, con el respaldo que da un título en medio de un contexto complejo, deberá transformar esa fortaleza construida en el segundo semestre en un semblante de cara al año que viene como nueva identidad para la institución y para el juego. El 2026 aparece como el escenario donde ambos intentarán poner a su favor esas armas ya desarrolladas y explotarlas con mayor convicción.

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