Nueva era de Everton en Hill Dickinson Stadium

El fútbol inglés vivió este domingo una de esas jornadas que quedan grabadas en la memoria colectiva. En Liverpool, una ciudad donde la pelota forma parte del pulso diario, Everton dejó atrás más de un siglo de historia en Goodison Park para dar inicio a una nueva era en el imponente Hill Dickinson Stadium, construido en la zona portuaria de Bramley-Moore Dock. El estreno tuvo el condimento perfecto: triunfo 2 a 0 sobre Brighton & Hove Albion, con goles de Iliman Ndiaye y James Garner, y un Jack Grealish «encendido», autor de dos asistencias en su debut oficial con la camiseta azul.

La mudanza no fue un paso sencillo. Goodison Park fue durante 132 años la casa de los «Toffees», un estadio que abrió sus puertas en 1892 y que, a pesar de sus limitaciones estructurales, se convirtió en un templo del fútbol inglés. Allí se vivieron partidos inolvidables. Los hinchas lo llamaban la «Gran Dama» porque simbolizaba tradición, orgullo y resistencia. Sin embargo, el paso del tiempo terminó por imponer la realidad: el estadio estaba cercado por casas, lo que hacía imposible expandirlo, y ya no podía ofrecer la comodidad ni los ingresos que exige el fútbol moderno.

El proyecto de un nuevo estadio se discutió durante años y atravesó debates políticos, financieros y sociales. Finalmente, se decidió construirlo en Bramley-Moore Dock, un muelle en desuso que formaba parte del pasado industrial de Liverpool. Allí se levantó el Hill Dickinson Stadium, una obra que demandó cerca de 800 millones de libras y que busca no solo modernizar al club sino, también, revitalizar toda la zona portuaria con nuevos comercios, viviendas y espacios públicos.

El nuevo estadio tiene capacidad para 52.769 espectadores, un salto significativo respecto a los poco más de 39.000 que ofrecía Goodison. El estadio mezcla tradición con modernidad. Su forma de «cuenco» cerrado, hecha de acero y cristal, está pensada para potenciar la acústica.

Asimismo, la gran protagonista es la tribuna sur, con espacio para 13.000 personas de pie, inspirada en el famoso «Muro Amarillo» de Borussia Dortmund.

La distancia entre las dos canchas es corta en kilómetros, apenas 3,2, pero enorme en simbolismo. Para los hinchas, dejar Goodison no fue fácil. Muchos contaron que lloraron en su último partido allí, conscientes de que estaban cerrando un capítulo irrepetible. Pero también sienten ilusión: el nuevo estadio representa la posibilidad de competir en igualdad con los grandes de la Premier League, generar más ingresos y soñar con volver a pelear títulos.

De todas formas, Goodison Park no dejará de usarse: Everton anunció que seguirá en funcionamiento como sede de su equipo femenino, lo que lo convierte en uno de los estadios más grandes del mundo destinados al fútbol de mujeres. Una decisión que honra la historia y, al mismo tiempo, proyecta futuro.

La jornada inaugural del Hill Dickinson Stadium fue todo lo que los hinchas podían esperar y un poco más. Más de 50.000 personas colmaron las tribunas, en un clima electrizante que la prensa inglesa describió como «de piel de gallina». Ndiaye quedó en la historia al anotar el primer gol en el nuevo estadio, y Garner selló la victoria con el segundo tanto.

El traslado al Hill Dickinson Stadium marca un cambio importante para Everton. Con mayor capacidad, instalaciones modernas y un diseño pensado para la experiencia de los hinchas, el club apuesta a crecer en lo deportivo y económico, mientras mantiene la cercanía con la comunidad. Goodison Park seguirá en uso para el equipo femenino, lo que asegura que la historia del club se conserve en paralelo al inicio de esta nueva etapa.

Artículo elaborado para puntocero por Sol Morucci.