Racing y Estudiantes de La Plata se preparan para disputar la final del Torneo Clausura 2025 que, dada la actualidad de ambos equipos, promete intensidad no solo dentro de la cancha sino, también, fuera de ella. Mientras Gustavo Costas y Eduardo Domínguez afinan los últimos detalles, en los escritorios se desarrolla otro partido: el enfrentamiento cada vez más expuesto entre Claudio «Chiqui» Tapia y Juan Sebastián Verón.
La «Academia» llega con el envión anímico de un equipo que, gracias a la conducción del ya consagrado Costas, recuperó identidad y carácter en los momentos decisivos. Con un plantel de gran nivel en todas sus líneas, buscará cerrar el año de la misma manera en que lo comenzó: levantando un trofeo.
Del otro lado aparece Estudiantes, un equipo que terminó accediendo a los playoffs por la ventana y que, luego de eliminar a dos denominados «equipos del poder» (Rosario Central y Central Córdoba) y a su clásico rival, Gimnasia y Esgrima La Plata, intentará cerrar con broche de oro una campaña que fue de menos a más. El «Pincha», en el último tiempo, volvió a ser protagonista y asume esta final como una confirmación de su crecimiento reciente.
Sin embargo, el partido también se disputa en otro escenario. La tensa relación entre Tapia, presidente de la AFA, y Verón añade un condimento inevitable. Las diferencias, que exceden lo estrictamente futbolístico y se apoyan en distintos modelos de gestión y poder dentro del fútbol argentino, volvieron a quedar en primer plano en la antesala del encuentro. Juan Sebastián Verón, luego de ser suspendido por seis meses tras el pasillo de espaldas que realizaron los jugadores del «Pincha» hacia los de Rosario Central, en señal de protesta por la polémica resolución vinculada a la tabla anual, decidió presenciar el partido desde la tribuna, como un hincha más.
En este contexto, la final aparece cargada de diversas emociones. Para Racing, representa la oportunidad de reafirmarse en los grandes escenarios y continuar escribiendo su historia contemporánea. Para Estudiantes, la posibilidad de respaldar con un título un proyecto que se posiciona con voz propia en el mapa dirigencial del fútbol argentino.
