El secretario general de San Lorenzo de Almagro, Martín Cigna, realizó una grave acusación contra la actual Comisión Directiva del club, en especial hacia Marcelo Moretti, además de confirmar las conversaciones entre el presidente del «Ciclón», Foster Gillett y el Gobierno Nacional, en un complejo entramado de intereses que podría derivar en la privatización de la institución de Boedo.
En los últimos días, un nuevo escándalo sacudió las oficinas de San Lorenzo tras las declaraciones de su secretario general en diversos medios de comunicación. El dirigente denunció que la entidad, de la cual mantiene suspendida su renuncia desde el 2 de septiembre -tras el regreso de Moretti-, falsificó su firma en una lista de invitados al clásico contra Racing del pasado viernes.
Asimismo, en la extensa entrevista que brindó a TyC Sports, reveló que el Presidente mantuvo diálogos con Foster Gillett para su desembarco en la institución. «En San Lorenzo hace rato hay personajes extraños, de los cuales muchas veces no conocés sus verdaderas intenciones», expresó Cigna, al tiempo que reafirmó: «San Lorenzo fue, es y será siempre una Sociedad Civil. No debe renunciar jamás a esa esencia».
Esta información se complementa con lo expresado por Gonzalo Orellano en el programa CEF de AZZ, donde aseguró que las gestiones de Moretti no fueron únicamente con Gillett sino, también, con representantes del Gobierno Nacional. Más específicamente, con funcionarios del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, encabezado por Federico Sturzenegger, uno de los principales impulsores de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en el fútbol argentino.
El propio Sturzenegger ya había sido parte de un intento inicial de privatización de un club tradicional del fútbol nacional: Gimnasia y Esgrima La Plata, del cual es socio. Su proyecto, presentado en septiembre de 2024, consistía en un doble fideicomiso: uno para infraestructura, con un plan de construcción de un nuevo estadio; y otro para capital humano, destinado a la gestión del deporte profesional en la entidad platense.
A cambio de ese desembolso, los inversores se quedarían por 50 años con el usufructo de la sede social, así como de los terrenos que la provincia de Buenos Aires había cedido a Gimnasia. Durante ese lapso, todos los ingresos provenientes de eventos y recitales que se realizaran allí irían a manos de los empresarios y no al club. Una propuesta similar a la que Movistar implementó en los terrenos del Club Atlanta, donde hoy funciona el conocido microestadio.
La iniciativa fue ampliamente rechazada por la dirigencia «Tripera» tanto como por sus hinchas, quienes, cuando Sturzenegger asistió al Bosque para ver el clásico contra Estudiantes en el último torneo, lo increparon, reprochándole querer vender la institución de la cual es socio.
Ahora cambian los nombres de los posibles capitalistas, pero las características del plan serían prácticamente las mismas: un desembolso inicial estimado en casi 600 millones de dólares para la construcción de un nuevo estadio en Avenida La Plata y la gestión deportiva tercerizada a un privado. A cambio, San Lorenzo cedería los derechos de explotación de sus distintos terrenos.
Cabe aclarar que la idea de transformar a San Lorenzo en una Sociedad Anónima Deportiva es una epifanía propia de quienes desconocen al club tanto como a sus simpatizantes.
Los mismos hinchas que, en el año 2000, cuando el entonces presidente del Ciclón, Fernando Miele, tenía todo acordado para firmar un contrato con la empresa suiza ISL para vender los derechos de imagen de la institución por 20 años, se presentaron el 30 de noviembre en las puertas del estadio Pedro Bidegain y, a pesar de la represión policial, resistieron y evitaron la privatización. Aquel hecho dio origen al Día del Hincha de San Lorenzo, como fecha conmemorativa de esa gesta.
Artículo elaborado para puntocero por Germán Mondino.
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