Alex Garland viene de «Guerra civil», su película más grande que, a su vez, fue la más cara del estudio A24, cuya historia planteaba un Estados Unidos distópico sucumbido en una destrucción centrífuga de las garantías constitucionales al borde de la anarquía absoluta. De la misma manera en la que Kathryn Bigelow tras «Vivir al límite» quedó bollando en la zona de interés sobre las acciones bélicas recientes de su país, en una búsqueda de responder a la actualidad con un estudio crítico, Garland hace lo propio con «Warfare: Tiempo de guerra».
Además de Garland, la dirección está a cargo de Ray Mendoza (un ex Navy Seals), quien es el que proporciona la historia a partir de sus experiencias en la batalla de Ramadi durante la ocupación de Irak por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Así lo explica una placa al inicio de la película, que lo que se verá es una recopilación de los recuerdos que perviven en los soldados involucrados en el hecho real. La sustancia narrativa es simple, un grupo de soldados toma una vivienda de un barrio para utilizarla de búnker, a la espera de un blanco en las cercanías. Hay muchas horas de espera y cierta tensión interna generada por las familias secuestradas en su propio hogar, sin poder moverse libremente.
La dupla de dirección construye un escenario realista para presentar un suceso puntual dentro de un contexto bélico, el cual se desarrolla en una urbanidad violentada por la irrupción de los soldados estadounidenses. El búnker se transforma en refugio, el estado ocioso en uno de supervivencia y la abulia en gritos ensordecedores casi sin pasos intermedios. Es un teatro de guerra preocupado por el detalle de las tensiones, aunque poco atento a las construcciones narrativas. Las acciones están desmembradas de un conflicto mayor pero, principalmente, el mayor problema es la ausencia de una transferencia de lo vivido hacia una construcción de personajes, lo que deriva en un sinsentido de acciones que ninguna de ellas se convierten en acontecimientos.
Si Bigelow en «Vivir al límite» hacía de un simple plano detalle de una tierra temblorosa como ícono del horror en una guerra del Siglo XXI, los directores de «Warfare» recubren con tiroteos interminables (solo vemos un lado porque el enemigo invisible) y gritos desgarradores cualquier atisbo de idea sobre la guerra, como si fuera un intento por construir una atmósfera de realismo crudo, pero todo se estanca en la llanura de lo pirotécnico.
«Warfare: Tiempo de guerra» es una ilustración fallida por reconstruir un hecho real sin contemplar en las posibilidades que la ficción puede brindar. Lo verídico, puesto en un dispositivo narrativo solo para ubicar las piezas en los casilleros de los recuerdos sin posibilidad de disponer de licencias dramáticas, obtura absolutamente todo lo que una película contiene, y eso es lo que Garland y Mendoza hicieron con la historia.
«Warfare: Tiempo de guerra» estuvo dirigida por Alex Garland y Ray Mendoza y contó con las actuaciones de D’Paraoh Woon-A-Tai, Will Poulter, Cosmo Jarvis, Joseph Quinn y Aaron McKenzie. Puede ver en Amazon Prime Video.