Spike Lee y el primer cuarto de siglo

No es la primera vez que Spike Lee reversiona una película, ni tampoco un éxito convertido en clásico. Ya había metido las manos en «Oldboy: Cinco días para vengarse» de Park Chan-wook con un resultado amargo por un tratamiento edulcorado de la violencia representada en el film fuente pero, principalmente, por un componente temporal que funcionaba a dos bandas: la velocidad en la que la original se había convertido en un clásico casi instantáneo y porque su remake se estrenó apenas una década después sin ideas sólidas que justificaran una relectura tan cercana.

En «Del cielo al inferno» («Highest 2 Lowest»), Lee hace dos cambios drásticos en un nuevo intento por releer un clásico: revuelve en las profundidades totémicas al meterse con «El cielo y el infierno» («High and Low») de Akira Kurosawa, y tratándose de Lee la relectura está atravesada por una actualidad bien permeable a un contexto conocido por él y del cual puede tener un control total.

La historia original es la de un famoso zapatero a quien le piden rescate por el secuestro del hijo de su chofer, el dilema planteado es el de perder todo el dinero obtenido a lo largo de una vida adulta para salvarle la vida a un joven, quien no es su primogénito sino un extraño. De ello se desprende una dualidad moral, en la película de Kurosawa la cuestión de clase, la lectura sobre los cambios en la economía de Japón y la presencia cada vez mayor de la cultura occidental generaban un caldo de cultivo para la ebullición de una crisis social en primer plano de un país, todavía en recuperación. La premisa de «El cielo y el infierno» es una de esas a la que le cabe el saco de high concept, es decir, una idea de oro que puede replicarse en diferentes géneros, idiomas, momentos históricos, etcétera.

Lee no solo toma de Kurosawa, también hace una transposición de la novela «King’s Ransom» de Evan Hunter, publicada en 1959, como parte de su serie de historias cortas de la serie «87th Precint». De aquí se inspiró Kurosawa, aunque solo tomó la idea del secuestrado equivocado, porque en la novela no se hace foco sobre los dilemas morales ni tampoco sobre el contexto de una época, esas variables están desarrolladas en la película de 1963. Es por tal motivo que podemos entender que el director de «Haz lo correcto» incluye en los créditos a ambas fuentes, ya que de la novela de Hunter sí explora, en paralelo a la trama principal, la dinámica de los policías que intervienen para resolver el secuestro.

Ahora, ¿qué es lo que propone Spike Lee?

La idea de «filmá sobre lo que conocés» tiene carne en la filmografía de este realizador, con mejor o peor resultado, siempre ubica a los personajes en una tierra explorada y archiconocida por él. David King (Denzel Washington, ya sin muchas ganas de trabajar) es un productor musical exitoso económicamente, sin embargo, su fama está tejida gracias a una red pretérita, en el presente lo vemos con la intención firme de recuperar la discográfica que él ayudó a construir, para ello necesita hacer una movida de compra de acciones a un tercero que evite la absorción de la empresa por parte de un conglomerado gigante.

Mientras esto toma forma, su hijo es secuestrado, sin que pasen muchas horas es encontrado porque el secuestrador se equivocó de joven, al que atrapó fue al hijo del chofer de King. Más allá del error, el pedido de rescate por una suma millonaria continúa. Lo que sí cambia es la perspectiva de este productor y de su esposa, quienes no creen que deban pagar porque representaría perder todo lo que tienen, en el caso de él sería perder la oportunidad de recuperar su discográfica.

Al mismo tiempo, la policía duda del chofer Paul Cristopher, un viejo amigo del protagonista, interpretado por el gran Jeffrey Wright, en esa incertidumbre se elabora un prejuicio por el pasado de este hombre, manchado para siempre a los ojos de los policías. A propósito de ello, la mirada se direcciona sobre la dinámica de un status quo, premiador del ascenso social y castigador de errores, al mismo tiempo. Si King es un exitoso y talentoso productor, el chofer es un exdelincuente capaz de regresar a esa vida, según las inferencias policiales.

Con la excepción de «El plan perfecto», Spike Lee siempre le rehuyó a la pureza de los géneros. En algunos casos fue un disparador para desarrollar otros intereses, en este aspecto es donde su cine entra en una zona gris, precisamente es su encare de estrategias formales donde sus maneras carecen de total sutileza para la construcción de sentido, es como si el montaje de atracción para él constara solo de números pares: a una mención de un nombre propio célebre se le adjunta un insert de una foto de tal persona. Esa recurrencia fue llevada al extremo en «Cinco sangres», su anterior película de ficción, donde no dejó de mostrar los rostros de cada cita oral que se hacía. Tal intención presenta un doble problema porque se subestima a un posible espectador, de quien no parece existir la menor chance de que sepa de quién se trata ese nombre ni tampoco deja un atisbo de confianza para que sea buscado posteriormente. También existe una desnudez en la ausencia de su repertorio en poder construir narrativamente un sentido dramático de esas citas, para que no sean solo enumeraciones lanzadas al aire. En «Del cielo al infierno» se prescinde bastante de ese recurso, aunque cuando se apela a él la película se descarrila en cuanto a la posibilidad de trazar un subtexto.

Si regresamos a la idea de filmar sobre lo conocido, Spike Lee se termina por consagrar como el director de la clase alta afroamericana, la filiación del personaje de King con su persona-personaje que es él mismo por su alta exposición, desprendida de su posición de poder. El grueso de su obra está en ser director de publicidades, documentales, videoclips y especiales para televisión, más que en la realización de películas ficcionales. Su figura está contorneada por cierto aura de prestigio gracias su presencia mediática por la obtención del Oscar y una legitimación del circuito de festivales, que lo subieron a un pedestal de director importante.

Articulado por la fama y el poder, lo que se plantea también en «Del cielo al infierno» es un fresco de la vida turbulenta de este primer cuarto de Siglo XXI, en eso pone la estaca bien firme el director al narrar el deseo de lo material como extrapolado a cualquier época, país y momento histórico, en cierta forma es una nueva consagración de los valores capitalistas. Para King, el dinero es un medio que le permite alcanzar un objetivo concreto, para el secuestrador es la inmediatez y un medio para un castigo, que se termina de transparentar cuando le exige al protagonista que incluya un brazalete de su esposa, regalado por motivo de un aniversario. También circunda la idea de cómo las nuevas generaciones consideran al como un valor solo para amarrocar sin tener un objetivo en el horizonte, sobre esa base se construye de manera socavada de cierta paranoia para los hombres del Siglo XX, en la figura de King, que hicieron su fortuna linealmente.

A pesar de serpentear el género, hay unos rasgos redimibles en las sendas persecuciones en subte. La primera se da cuando King debe dejar la mochila con el dinero mientras viaja por los subtes de la ciudad (por supuesto que es New York), bajo una tensión construida por coincidir con un juego de los Yankees, el equipo de beisbol más popular. En la otra, King tiene una posición más activa porque persigue al secuestrador, en un intento por recuperar el dinero del rescate. El score de Howard Drossin y Fergus McCreadie potencian aún más el vértigo dándole un compás al montaje, en ese sentido, la película se acomoda en una tradición lógico causal.

«Del cielo al infierno» representa a una manera industrial de aires lejanos, recubierto por el celofán de un puñado de temas actuales y todo eso revestido por los trazos autorales de un director que ha hecho de su cine el camino del título de su película y viceversa también, para ser justos.

«Del cielo al infierno» («Highest 2 Lowest», 2025) estuvo dirigida por Spike Lee y contó con las actuaciones de Denzel Washington, Jeffrey Wright, Ilfenesh Hadera, Aubrey Joseph, A$AP Rocky, Michael Potts, John Douglas Thompson, LaChanze y Dean Winters. Puede verse en Apple TV+.