Doce historietas como doce formas de sobrevivir al mundo

Doce meses pueden parecer poco para atravesar un mapa entero de la historieta pero, a veces, basta un puñado de lecturas para intuir de qué están hechos nuestros miedos, nuestras preguntas y nuestras pequeñas esperanzas.

En estas doce obras -tan distintas entre sí en formato, tono y procedencia- late una misma pulsación: la historieta entendida como un espejo político, emocional y cultural. Una forma de contar el mundo desde los márgenes en algunos casos, desde la imaginación siempre.

Esta es la selección de 12 historietas del año, leídas desde esa mirada social que nunca deja de perseguir cómo se construye un punto de vista a partir de viñetas.

1° «Ciudad», Barreiro & Giménez

Una distopía descomunal que respira Latinoamérica en cada panel. Barreiro escribe sobre la burocracia monstruosa que fagocita vidas, y Giménez convierte esa pesadilla en arquitectura viva: hormigón, deshumanización y un futuro en el que las personas se vuelven engranajes descartables. «Ciudad» es una advertencia sobre los sistemas que prometen orden y entregan opresión.

2° «Hellblazer», Etapa de Garth Ennis

Ennis toma a John Constantine y lo mete de cabeza en la Inglaterra post Thatcher, deja de ser solo un mago cínico para convertirse en un símbolo del ciudadano común atrapado entre sistemas que lo consumen: la enfermedad, la precariedad afectiva, las instituciones que abandonan y un neoliberalismo británico que devora a su clase trabajadora. Expone la vulnerabilidad masculina, la fragilidad del cuerpo y el costo emocional de sobrevivir en un mundo que naturaliza la crueldad. Su mirada, áspera pero compasiva, convierte a John en un antihéroe que encarna el desamparo de toda una época.

3° «Especial Super Terror», Cromacomics

Esta mezcla de superhéroes, terror y autoría nacional es una apuesta audaz: una historieta del tipo antología, que no teme jugar con lo fantástico, lo oscuro, lo fantástico-urbano; que busca rescatar la emoción de la aventura junto al escalofrío del horror. Todo eso, bellamente narrado por un selecto panteón de autorxs de la historieta nacional.

4° «Alec», Eddie Campbell

Campbell escribe su autobiografía a través de un hombre común atrapado entre el arte, la precariedad y la adultez. Su tono es íntimo, irónico, profundamente humano. Una historieta sobre crecer sin saber bien hacia dónde.

5° «El Último Recurso», Lubrio & Kundo Krunch

Una pieza que respira humor, desparpajo y política barrial. Lubrio escribe desde una sensibilidad popular, y Krunch dibuja con una energía que es puro movimiento. Una aventura que también es un retrato de una Argentina frenética y precaria. Edita, Libera la bestia.

6° «Las Locas», Dolores Alcatena

Una fábula urbana sobre mujeres al borde y al margen, construida con un trazo expresivo y feroz. Alcatena imagina un mundo donde la locura se vuelve un arma para resistir lo que la sociedad exige que una mujer sea.

7° «Transformers», Editorial Skybound, por Daniel Warren Johnson

«DWJ» toma lo que parecía una franquicia destinada al merchandising y lo convierte en tragedia, épica y vulnerabilidad. Sus robots están rotos, cansados, perdidos. Y, sin embargo, luchan. Como siempre, Johnson encuentra humanidad donde nadie espera encontrarla.

8° «El Zorro», Alex Toth

Clásico absoluto. Toth convierte la línea en ética: cada trazo es economía, precisión, elegancia. Su Zorro es un héroe popular, ágil, político, nacido para enfrentar abusos de poder. Un recordatorio de que la síntesis también puede ser resistencia.

9° «Wonder Woman: Dead Earth», Daniel Warren Johnson

Otra vez «DWJ», pero esta vez más brutal. Una Diana postapocalíptica que enfrenta no solo monstruos sino el colapso moral de la humanidad. Es un canto trágico (y muy griego) al fracaso del mundo moderno… y a la insistencia de seguir defendiendo algo.

10° «Noelia», Ignacio Minaverry

Minaverry vuelve a construir un universo donde lo íntimo y lo político se cruzan en cada esquina. Noelia es una mirada sobre el cuerpo, la memoria y la sociedad. Sobre cómo se crece en un país lleno de cicatrices. Su dibujo sobrio es un bisturí emocional, una herramienta de precisión descarnada y, aunque su trazo sigue siendo elegante y sofisticado, se permite una narrativa mucho más de acción.

11° «Transmetropolitan», Warren Ellis & Darick Robertson

Una pesadilla futurista que hoy parece documental. Periodismo sucio, conspiraciones, manipulación mediática y la sensación de que el poder siempre gana… salvo cuando alguien decide prender fuego todo. Más vigente que nunca.

12° «Fantaciencia», Mantella & Rizzo

Una obra pequeña en extensión pero enorme en imaginación. Mantella escribe ciencia ficción con sensibilidad poética, y Rizzo ilumina la oscuridad con sombras densas. Un viaje hacia lo desconocido que también es un viaje hacia adentro. Hacia la reimaginación de los clásicos.

Si algo une a estas doce obras -argentinas, estadounidenses, europeas, nuevas y viejas, independientes y mainstream- es que todas hablan de un mundo que se rompe un poco cada día. Sin embargo, también hablan de la gente que sigue adelante. La historieta siempre fue eso: un modo de entender la realidad a través de mundos inventados. Un lenguaje directo, flexible, radical, donde cualquier lector puede reconocerse aunque lo que ocurra en la página sea imposible.

Doce recordatorios de que, mientras haya quienes dibujen y cuenten, el mundo puede ser reconstruido de nuevo. Cada vez.

Artículo elaborado para puntocero por Martín Suviela.