Francisco Novick dirige su tercera película, «Una noche en Palladium», y es la más personal de todas, porque involucra a su padre, uno de los dos socios de lo que fue el espacio cultural nocturno de Buenos Aires desde la vuelta de la democracia en 1983 hasta principios de la década siguiente.
Ese lugar fue Palladium, ubicado en la calle Reconquista, en pleno centro porteño. La punta del ovillo es la cercanía extrema de Francisco con el tema, pero tal ventaja para empezar a contar una historia resultó ser, paradójicamente, el obstáculo más importante, porque su padre no quería hablar sobre el tema. Ante la negativa, la curiosidad de Francisco se expandió a otro nivel para tratar de entender qué es lo que sucedió con Palladium. El camino lo llevó a entrevistar al otro socio, Juan Lepes (padre de Narda, la cocinera), quien se presentó más que ávido por contar todo sobre esa época maravillosa de la noche de Buenos Aires.
Entonces, lo que comenzó con un mito que tocó de cerca por la filiación paterna se encarriló hacia un recorrido histórico, gracias a los relatos orales de muchos de los involucrados con Palladium: desde los habitués y amigos de los dueños hasta personalidades y factótums de la cultura de aquellos tiempos. Aparecen testimonios de Lalo Mir, Jorge Dorio, Douglas Vinci y Willy Lemos, entre otros. En el caso de Willy se despliega el espíritu más vivo de Palladium, hay recuerdos imborrables y emocionantes. A pesar de la disposición por contar historias de los entrevistados, todos coinciden en que «lo que sucedió en Palladium, murió en Palladium».
A lo largo del documental, lo que se logra construir, gracias a una estructura narrativa muy precisa, es la idea de como allí no funcionaba una discoteca o un lugar para ir a bailar y/o escuchar música, sucedían eventos culturales, performances y, principalmente, era un lugar de encuentro y de socialización. Podían estar en el mismo lugar Charly García, Claudio Caniggia, Christopher Lambert, Las Gambas al Ajillo y cualquier persona que lograba entrar, ya que la imposibilidad pasaba más por la capacidad limitada del lugar que por una restricción arbitraria. También fue el lugar del debut de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, de presentaciones de diferentes bandas y otras agrupaciones teatrales del under porteño. Como lo cuenta Juan Lepes, a diferencia de otros lugares más exclusivos, en Palladium se podía entrar con zapatillas o cualquier atuendo.
Novick compone a base de la reconstrucción oral un viaje al pasado, con cierto aire nostálgico y hasta antropológico sobre un espacio único que concentró una necesidad de catarsis para ser libres de verdad, tras la época más oscura que vivió Argentina. También hay un sentido construido sobre el tiempo que duró todo, como si Palladium solo hubiera necesitado vivir durante un periodo determinado, cuando se lo precisaba imperiosamente y adelantarse con su cierre a la decadencia que llegó con la década siguiente traída por el «Pizza con Champagne» del menemismo.
«Una noche en Palladium» estuvo dirigida por Francisco Novick y puede verse en el Cine Arte Cacodelphia el sábado 7 de junio a las 21:10 horas.