En apariencias, la red social ZunZuneo, un equivalente al Twitter y con creciente popularidad en Cuba (más de 40.000 usuarios), no era más que una plataforma de mensajería con el foco puesto en los jóvenes de la isla.
Pero detrás de esta aplicación se descubrió que el Gobierno de Estados Unidos apoyó y financió su desarrollo al instalar las empresas en España y las Islas Caimán para fomentar, a través de los contenidos, disturbios y malestar en la sociedad con el fin de provocar una «primavera» y manifestaciones opositoras al sistema instaurado en la tierra de José Martí.
Debido a este potencial escándalo diplomático, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, debió salir al cruce y reconocer que impulsaron el proyecto y hasta fue aprobado por el Congreso una vez que Creative Associates International obtuvo los números telefónicos de más de medio millón de usuarios de dispositivos móviles en Cuba.
Por otra parte, la vocera del Departamento de Estado, Marie Harf, reconoció la participación y desarrollo de la app, pero alegó que lo hicieron para brindar acceso a la información y ampliar los horizontes de la comunicación entre los cubanos. «Estábamos tratando de expandir el espacio para que los cubanos se expresaran», manifestó Harf, quien además detalló que «se destinaron 1,2 millones de dólares para el programa, que terminó en 2012, al finalizar el contrato», aunque también mencionó que este luego no fue cancelado.
Si la pluma es más fuerte que la espada, los implicados en este suceso lo saben.
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