El mundo se puso raro

Al Presidente se le bajan los ministros mientras festejan la «lealtad». Menem, de alguna forma, siempre vuelve. Hay paritarias y otras novedades en materia política en el resumen semanal de Tipos Raros.

Noticias de la Gorra

Pasó el tan esperado, por propios y ajenos, Día de la Lealtad Peronista. Y, como no podía ser de otra forma, en un país fragmentado hubo actos por todos lados, pero Alberto Fernández armó el suyo con sus amigos y sin el pueblo peronista. Básicamente, para que no lo puteen.

Durante el discurso deslizó una frase que intentó acercarlo a la realidad, como «soy consciente de que algunos la están pasando mal». Le habría faltado aclarar que el tema es que le chupa un huevo.

Aprovechando el quilombo partidario, salieron varios históricos con el balde de mierda a repartir para todos lados. Uno de ellos fue el exsecretario de Comercio, Guillermo Moreno, que dijo: «Un gobierno como este, que hambrea al pueblo, no puede ser peronista». Eso porque no cuenta con un tipo que dibuje los números de manera tal que si se cagan de hambre hace que no se note tanto.

Otro que repartió fue el hijo intelectual de la familia Moyano, Facundo, que le disparó al auditor moral del oficialismo, Andrés «el Cuervo» Larroque, que le recordó que es «el ministro de la provincia con más indigencia» pero elige hacerse el boludo y criticar al Gobierno.

Una exfuncionaria que salió a hablar desde las catacumbas es la exministra de Economía y ahora presidenta del Banco Nación, Silvina Batakis, y en el diagnóstico más serio de su vida expresó: «La cuestión inflacionaria no es una cosa que se resuelve en cinco minutos». Lo que se resolvió en 5 minutos fue la duración de su cargo.

Hablando de funcionarios, la recién asumida ministra de Mujeres, Género y Diversidades tuvo un interesante desliz en 2018 cuando, durante el debate por el proyecto de aborto legal, se manifestó públicamente en contra. Ahora dice que cambió de opinión… ahora que cobra un sueldo del Estado.

Los que están en la gloria son los docentes, estatales, judiciales y médicos bonaerenses, que pegaron un aumento anual del 90%. Ahora ya casi van a llegar a la línea de pobreza. Por otro lado, ya sabemos que a los bonaerenses nos van a subir más los impuestos. Alguien tiene que pagar esa jodita.

Por su parte, el Gobierno está tirando un poquito más de kerosene para que no se pierda el espíritu de quilombo social ahora que se acerca diciembre. Es por eso que volvió a rechazar el porcentaje de paritarias de camioneros por ser «insolidario con otros sectores». Si fuera por eso, ningún gremio debería pedir aumento, para solidarizarse con los monotributistas.

Para sumar un poroto más al quilombo, la Confederación General del Trabajo (CGT) lanzó su propio espacio político denominado Movimiento Nacional Sindical Peronista. Promete ser muy progresista y preparado para charlar siempre en buenos términos, y su lema será «A los tiros se sale de esta».

En otro orden de temas, a Alberto Fernández se le siguen rajando todos y ahora le llegó el turno a su jefe de Gabinete, Juan Manzur, que en teoría venía a traer «volumen político», pero parece que lo dejaron en mute. Es por eso que, viendo que todo se va a la mierda y quiere seguir viviendo del Estado, se tomó el buque para buscar la reelección como gobernador de Tucumán. Lo importante es que el queso siga estando en la mesa, y que lo paguen otros.

Ojo que el Presidente tiene problemas más serios que la renuncia de medio Gabinete en 2 meses: ahora parece que un participante de Gran Hermano lo conoce y lo acusó públicamente de pedir coimas. Y como este país es una joda, ahora le va a hacer juicio al «muñeco». Lo bueno es que el flaco ya está casi en cana ahí adentro, solo que en lugar de estar rodeado de la barra de Laferrere está con gatos de 20 años.

Detuvieron a miembros de Revolución Federal, entre ellos a su líder, Jonathan Morel, por realizar protestas violentas en el marco del intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández. Lo curioso es que la que estaba prófuga es la hija del «Coco» Basile. Si esto se pone más bizarro, en cualquier momento detienen al hijo de Jorge Porcel.

Por último, salió a subasta el maravilloso y emblemático «Menem Móvil», una maravilla moderna que trasladó más gatos que un refugio y movió más falopa que Pablo Escobar. Como no podía ser de otra forma, lo tenía guardado una agrupación que comanda Eduardo Duhalde. Habría que comprarlo y organizar ahí despedidas de solteros.