«El objetivo que me queda es ser campeona mundial»

Si de casi levitar sobre ruedas se trata, nada mejor para contarlo que Rocío Berbel Alt, premio Olimpia de Plata como mejor patinadora argentina, campeona nacional, campeona Odesur Panamericana, subcampeona mundial y patinadora de la selección argentina, entre sus múltiples logros profesionales.

La premiada patinadora relata que la primera vez que se puso unos patines fueron los artísticos a los 6 años: ”No me duraron mucho, no tenía muchas condiciones, así que al año ya me pasé al patín carrera”. “En 2012, luego de un impasse, decidí que sería mi profesión y me lo empecé a tomar más seriamente, a entrenar doble turno por día y a entrenar con la selección”, enfatiza Berbel Alt.

En cuanto a qué es ser una patinadora de velocidad, Rocío nos cuenta que ”es algo muy emocionante que conlleva mucha adrenalina, por sobre todas las cosas. Tenemos distintas disciplinas, de velocidad propiamente dichas: como de 200 metros, 500 y algunas carreras que son individuales y otras en grupo. Eso sería la velocidad pura, y después hay otras como las que estoy corriendo ahora que son de fondo, son puntuables y por eliminación y, por último, la prueba reina que es la maratón de 42 kilómetros”. “Me di varios golpes entrenando y en competencia, y en una de mis últimas participaciones en los Juegos Panamericanos de Lima en 2019 me caí faltando cinco vueltas -en una prueba de 50 vueltas- y me abrí la pera, me dieron puntos en el hospital, fue un poco trágico”, esbozando una sonrisa relata la subcampeona mundial.

Al introducirnos en el profesionalismo del patín en Argentina, Berbel Alt nos explica que “en nuestro país el patín no es considerado profesional sino que es un deporte amateur, de hecho, es uno de los motivos por los que no tenemos sponsor a nivel general. Recibimos becas del Estado, del ENARD tanto como de la Secretaría de Deportes, pero no deja de ser un deporte amateur”, expresa Rocío, y transmite que el patín le permitió conocer diferentes lugares del mundo. ”Mi primer mundial fue en Italia, después pasé por Bélgica, estuvimos en Alemania, también en Sudamérica estuvimos en Cochabamba, en Chile, y estuvimos dos veces en China. Lo más particular fue viajar a China, porque allá nadie habla Inglés y es muy difícil hacerse entender, es complicado pero es una muy linda experiencia”. “Uno de los mundiales más interesantes fue el que se realizó en nuestro país en Rosario, siempre nos acordamos cuando corrimos la prueba americana de los relevos que se corre en equipos de a tres y corrimos nosotras, era de noche, estaba lleno de gente y ganamos la medalla de plata, la tribuna estaba revolucionada y fue uno de los momentos más emocionantes que me tocó vivir”.

Asimismo, el patín no solo le trajo alegrías profesionales sino también el amor. ”Con Juan Cruz nos conocimos muy chicos, cuando tendríamos 10 años, porque compartimos la misma federación y nos cruzábamos en los torneos. Tampoco éramos amigos a esa edad -nos teníamos de vista- y más adelante compartimos club y ahí nos hicimos amigos y pasaron cosas”, con una sonrisa cómplice agrega que fue mamá hace 7 meses.

En relación a la pandemia, «nos agarró justo cuando estábamos por viajar a un Nacional en Neuquén y a la semana viajaba a Colombia a competir, nos perjudicó en dos torneos. Al principio teníamos mucho miedo y no queríamos salir a ningún lado, así que entrenamos acá en casa, habremos estado unos tres meses sin ponernos los patines y llegó un momento en que ya no aguantábamos más, así que fuimos al supermercado con patines para volver a tener la sensación, porque extrañamos mucho, y hasta entré con patines adentro del supermercado” , entre risas comenta Rocío.

Finalmente, refiriéndose al próximo mundial que se hará en Ibagué, Colombia, del 6 al 13 de noviembre, “el objetivo que me queda por cumplir es ser campeona mundial, sin ninguna duda”, enfatiza Rocío, mientras pasa su tiempo también trabajando como traductora pública y estudiando Derecho.

Artículo elaborado especialmente para puntocero por Fernando Otondo.