En el marco del 37° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se proyectó la nueva película de Martin McDonagh, el director de “Escondidos en Brujas” (2008), “Siete psicópatas” (2012) y “Tres anuncios por un crimen” (2017), quien estrena “Los espíritus de la isla” («The Banshees of Inisherin»).
La historia se ubica en Irlanda en los años 20′ y la premisa es de lo más simple: una amistad se rompe unilateralmente y eso desencadena todo. La película comienza con Pádric (Colin Farrell) yendo a buscar a su amigo Colm (Brendan Gleeson) para ir a un bar como, aparentemente, hacen todos los días. Pero esta vez es distinto, Colm lo ignora y ante la insistencia de Pádric le dice que no quiere saber nada más con él pero que no sucedió nada en especial, simplemente, ya no le cae bien.
Este pequeño gesto desestabiliza el mundo del protagonista porque, además, su ahora “examigo” le dice que cada vez que intente acercarse nuevamente va a cortarse un dedo. McDonagh parte de este absurdo sangriento para ir hacia el terreno de la comedia áspera con enormes pinceladas dramáticas.
El conflicto civil de la época ronda constantemente, pero el foco no se desvía de su propio ecosistema donde los dramas de la soledad y la monotonía no permiten a sus pobladores proyectarse hacia más allá de eso. El punto es que pobladores como Pádric no buscan más, pero su hermana Siobhan (Kerry Condon) se desespera por salir de ese laberinto minúsculo en donde cada día es igual al anterior y al siguiente.
En síntesis, “Los espíritus de la isla” nos conduce mediante la comedia a una historia sumamente cuidadosa con sus personajes y aquello que los angustia. Y concluye su airoso recorrido habiendo logrado una propuesta que aprovecha los detalles absurdos para generar razonamientos y emociones compatibles con diversas situaciones más cercanas a nuestro tiempo, espacio y lógica.