El Día de los Muertos y Halloween son dos festividades constantemente confundidas entre sí. Muy pocos saben el verdadero significado que existe entre estas dos celebraciones que tienen orígenes, significados y vibraciones muy distintas, y que son relacionadas simplemente por su temática de la muerte y su cercanía en el calendario.
Es primordial aprender la diferencia entre Halloween y el Dia de los Muertos, considerando las distintas culturas que llevan a cabo estos encuentros, para evitar confusiones informativas y ofrecer a nuestra civilización los conocimientos claros para honrar las celebraciones de forma consciente, valiosa y respetuosa para todas las costumbres.
La celebración de Halloween, también conocida como Allhalloween o «Víspera de Todos los Santos», tiene sus raíces en antiguos festivales celtas, como el Samhain, en el que celebraban con abundante comida y alcohol en honor del fin de la cosecha y el inicio de la segunda mitad del año, caracterizado por la oscuridad. Muchos dicen que también solía ser una época de pagar deudas, reunirse, llevar a cabo juicios por delitos graves y hacer justicia. Durante esta festividad se creía que la frontera entre el mundo de los vivos y el de los muertos se desvanecía, permitiendo que los espíritus regresaran a sus hogares. Con el tiempo, Halloween adquirió su forma actual en Estados Unidos y se expandió hasta convertirse en uno de los eventos más populares a nivel mundial.
De acuerdo con una investigación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el puente de los dos mundos no solo traslada las almas de las personas que ya fallecieron sino que, también, abre el portal para que otras criaturas míticas como las hadas, los duendes y las brujas tenga paso al mundo de los vivos. Los antiguos individuos para alejar a los fantasmas buscaron la forma de ocultarse de estos espíritus a través de las máscaras y los disfraces, posiblemente hechos con pieles de animales sacrificados. Es por eso que se dice que fue el miedo de la sociedad el que marcó para siempre la costumbre del 31 de octubre.
En cambio, El Dia de los Muertos radica en una celebración a la memoria de los seres queridos que fallecieron. Según las creencias, las almas de los difuntos familiares/conocidos, vuelven para visitar a y convivir con las personas que dejaron atrás en el mundo de los vivos, mediante rituales y altares. Estas conmemoraciones suelen poseer objetos o comidas que el ser fallecido adoraba en su vida pasada, dándoles paso a reencontrarse una vez más con sus pertenencias y cultura. La celebración del Día de Muertos se lleva a cabo el 1° y 2 de noviembre, para coincidir con el calendario católico.
Ambas fechas fueron influidas fuertemente por la Iglesia. Sin embargo, cuando el cristianismo llegó a Irlanda, territorio de los celtas, la Iglesia Católica impuso su propio calendario e intentó eliminar las celebraciones paganas. Existían diversas festividades, pero fueron prohibidas después de la conquista española en el Siglo XVI, cuando los franciscanos impusieron sus creencias. Al igual que ocurrió con los celtas, algunas celebraciones coincidían con el calendario católico, por lo que las prácticas se transformaron y se adaptaron de forma natural para conmemorarse el 1° de noviembre, Día de Todos los Santos; y el 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos.
Halloween suele inclinarse hacia lo oscuro, lo misterioso, lo espeluznante: casas embrujadas, esqueletos aterradores, colores como el negro y el naranja predominan. En cambio, el Día de los Muertos desborda color: flores naranjas-amarillas de cempasúchil, papel picado, calaveras decorativas con rostro alegre, música y una presencia de comunidad que celebra la memoria en lugar de temerla. Tenemos que tomar consciencia que muchas de las tradiciones que conocemos hoy en día no son exactamente iguales a como se celebraban en un principio. Los cambios de épocas e ideologías están completamente ligados a la transformación del mundo en el que convivimos. Por eso es importante investigar y no conformarse con la versión que, probablemente, esté alterada por los medios y las religiones, e interesarse por conocer la verdad de las historias.