Miguel Ángel Russo, nacido el 9 de abril de 1956 en Lanús, fue una de las figuras más queridas y respetadas del fútbol argentino. Su extensa y admirable trayectoria como futbolista tanto como director técnico, reflejó siempre su compromiso, entrega y lealtad hacia este deporte. Quienes lo conocieron destacan su humildad, su templanza y la pasión con la que vivió cada etapa de su carrera.
El pasado 8 de octubre se conoció la triste noticia de su fallecimiento, tras varios días de internación en consecuencia al deterioro de su salud por el cáncer de próstata que enfrentó durante años. Aún así, Russo nunca se rindió: continuó trabajando, transmitiendo su sabiduría y conquistando nuevos logros, fiel a su amor inquebrantable por el fútbol que lo acompañó hasta el final.
A raíz de esto, a continuación, repasaremos la trayectoria que generó amor y respeto en múltiples hinchadas alrededor del mundo.
Miguel Ángel Russo debutó como futbolista en 1975 en las inferiores de Estudiantes de La Plata, único equipo en el que se desarrolló profesionalmente. Jugó 420 partidos y marcó 11 goles, donde se desempeñó en la posición de mediocampista. Formó parte del equipo que obtuvo, consecutivamente, el Campeonato Metropolitano 1982, con la conducción técnica de Carlos Salvador Bilardo, y el Torneo Nacional 1983.
Anteriormente, integró uno de los más destacados mediocampos del seleccionado argentino en la década de 1980, junto a Marcelo Trobbiani, José Daniel Ponce y Alejandro Sabella. Como capitán del equipo, jugó su último partido en Estudiantes en junio de 1988. Tras quedar libre, viajó a Italia con la intención de firmar con un equipo de la Serie B. Finalmente, no logró llegar a un acuerdo con ninguno, por lo que, decidió retirarse de la práctica del fútbol profesional.
Como entrenador, inició en Lanús en la temporada 1989/1990, en la Segunda División del fútbol argentino, obteniendo el ascenso a Primera tras vencer a Quilmes en el torneo reducido, aunque le tocó volver a descender en la temporada siguiente, pero obtuvo un nuevo ascenso en la 1991/1992, donde salió campeón. Le tocaría regresar al «Granate» entre 1999 y 2000, donde no consiguió buenos resultados.
En 1994 retornó a su gran amor, Estudiantes de La Plata, que lo contrató en un momento de necesidad y, junto a Eduardo Luján Manera, consiguieron el ascenso a Primera División, con un gran equipo que obtuvo el título con una efectividad del 78% de los puntos y en el que mostraba un gran juego. Al «Pincha» regresaría muchos años después para dirigir algunos partidos en la temporada 2011/2012.
Su primera experiencia en el exterior llegó en 1996 para dirigir Universidad de Chile y conducirlo en la Copa Libertadores, cuando finalmente logró llegar a la semifinal y fue eliminado ante River Plate. Tras quedar 5° en la Primera División y no lograr clasificar a la Libertadores del año siguiente, renunció.
En 1997 llegó a otro de sus grandes amores, Rosario Central, club en el que tendría cinco etapas distintas como director técnico. Su primer paso por el «Canalla» no fue tan destacado, pero volvería a Rosario en 2002 y estuvo hasta 2004, con un breve paso en 2009, y logró un nuevo ascenso a Primera en la temporada 2012/2013 y, en 2024, hizo historia al ganar un título que desató la locura de todo Rosario.
En 1998 tuvo paso por el fútbol europeo, con poca suerte, ya que ganó apenas 4 de 16 partidos en Salamanca de España. Ahí retornó a Argentina para dirigir a Colón de Santa Fe, donde tuvo apenas 12 encuentros y no buenos resultados.
Tras el segundo ciclo en Lanús, se hizo cargo de la dirección técnica de Los Andes, que retornó en el 2000 a la Primera División, aunque la siguiente temporada volvería a la Primera B Nacional. En 2001 dirigió apenas 15 partidos del equipo mexicano Monarca Morelia.
Nuevamente en Central, obtuvo buenos resultados en torneos consecutivos y clasificó a su equipo a las competencias internacionales en 2003 y 2004.
Esto llamó la atención de Vélez Sarsfield, que en 2005 lo contrató y consiguió su primer título en la Primera División. En el plano internacional, llegó a semifinales de la Copa Sudamericana, pero cayó eliminado ante Pumas. Tras dos años en Vélez, el 15 de diciembre de 2006 firmó contrato con Boca Juniors para reemplazar a Ricardo La Volpe. Allí se consagró campeón de la Copa Libertadores 2007, el título más destacado de su carrera como entrenador.
En junio de 2008 se incorporó a San Lorenzo de Almagro, aunque no pudo alcanzar el título del Torneo Apertura pese a llegar a tener, durante el desarrollo del campeonato, una ventaja de hasta 8 puntos sobre Boca Juniors, que se coronó tras vencerlo en un triangular de desempate que ambos clubes disputaron junto con Tigre. En la Copa Libertadores 2009 fue eliminado en la fase inicial de grupos. Ese mismo año retomó Rosario Central para iniciar su tercera etapa, y en 2010 fue contratado por Racing Club de Avellaneda.
A mediados de 2011 retornó a Estudiantes de La Plata, en donde tuvo que irse por los malos resultados cosechados.
Finalmente llegó su cuarta etapa en Rosario Central, donde logró el ascenso a Primera en la temporada 2012/2013 y alcanzó la final de la Copa Argentina en la temporada 2013/2014 cayendo ante Huracán en la definición.
De allí recaló nuevamente en Vélez Sarsfield, donde cosechó una pobre campaña en el torneo 2015, lo que lo alejó de la dirección técnica por un tiempo.
En diciembre de 2016 llegó una nueva chance internacional, más precisamente en Colombia, donde llevó a Millonarios al título en 2017, luego de 5 años de sequía. También obtuvo la Superliga de Colombia 2018 al superar a Atlético Nacional en la final.
En su etapa en ese país también superó aquel grave problema de salud, dejando atrás un cáncer de próstata y una fuerte infección intrahospitalaria.
Para 2019 llegaron dos nuevos destinos, Alianza Lima de Perú y Cerro Porteño de Paraguay. Malos resultados en ambos torneos locales lo llevaron a irse.
En 2020 le llegó su revancha y segundo ciclo en Boca, donde ganó la Superliga, la Copa Maradona y también fue parte del proceso hasta conseguir la Copa Argentina.
En 2021 fue contratado por el Al-Nassr F. C. de Arabia Saudita hasta el final de la temporada. En junio de 2022, su contrato expiró y no fue renovado.
En 2022, fue nuevamente contratado por Rosario Central. En diciembre de 2023 llevó al club al título de campeón de la Copa de la Liga Profesional de aquel año y en 2024 anunció la salida del club.
Posteriormente, en 2024 inició su segunda etapa en San Lorenzo reemplazando a Leandro Romagnoli y firmó un contrato hasta diciembre de 2025. Luego de caer en las semifinales del Torneo Apertura, presentó su renuncia al cargo en mayo de 2025. El 2 de junio comenzó su tercer ciclo en Boca Juniors. En el «Xeneize» tuvo un paso positivo, porque llegó para disputar la Copa Mundial de Clubes.
Este mes, tras unas semanas desafectado del cuerpo técnico por su enfermedad, se despidió dejando a Boca en el primer puesto de su zona del Torneo Clausura, a falta de cinco fechas para la finalización de la fase de grupos. Y así culmina la carrera de Miguel Ángel Russo, quien fue mucho más que un entrenador: fue un hombre que vivió y respiró fútbol hasta su último día.
Su vida entera giró en torno a una pasión que nunca se apagó, incluso cuando la salud le pedía descanso.
Russo entendía el fútbol como una forma de vida. No buscó brillar él sino hacer brillar a los demás. Fue un formador, un guía, alguien que creyó en el valor del trabajo, del respeto y del compañerismo. Hasta su último día, se mantuvo fiel a sus convicciones, demostrando que el amor por el fútbol no se mide en títulos sino en la pasión con la que se vive cada entrenamiento, cada partido, cada charla.
Su partida duele en el corazón del fútbol, pero su ejemplo seguirá vivo en cada cancha, en cada hincha, en cada jugador que aprendió de él.
Miguel será recordado no solo por su recorrido sino por su humildad y su forma de mirar el fútbol y la vida. Más que un técnico, fue un hombre íntegro que dejó una huella imposible de borrar.
Artículo elaborado para puntocero por Sol Morucci.