La historia detrás del Nieto 140

Este viernes en el Noticero conversamos con Adriana Metz, hermana del 140° nieto restituido víctima de padres detenidos y desaparecidos durante la última dictadura cívico militar en Argentina.

«Me enteré porque me avisaron del encuentro de mi hermano el día sábado, porque a mi hermano le avisaron el día viernes, o sea, hoy estaría siendo una semana desde que él conoce su verdadera identidad», comenzó Adriana. «A mí me avisaron el sábado y hasta el lunes estuve mordiéndome la lengua y machucándome los dedos para no contarle a nadie, porque sé de la importancia, en esta época de algoritmos y que sé yo cuánto, que el impulso que tiene la noticia, si todos lo damos al mismo momento, no es lo mismo que ir dándolo de a ‘puchitos’. Entonces, bueno, me guardé la primicia para el lunes al momento de la conferencia de prensa».

Al respecto de los detalles y procedimientos, Adriana contó que «le avisaron a él que en realidad esto es largo. Arrancó allá por abril de este año cuando CONADI finalizó una investigación preliminar en la que resolvieron convocarlo porque estaba la sospecha de que podría llegar a ser hijo de desaparecidos». «Se lo convocó en abril, se le planteó la situación a partir de denuncias que llegaron a Abuelas y que fueron investigadas por CONADI. Había elementos que hacían sospechar la posibilidad de que fuera hijo desaparecido. No se le dijo de un grupo familiar en particular sino que es algo amplio, y él dijo: ‘Bueno, ¿y cómo se resuelve esto?’, que no fue automático, le dijeron ‘a través de un ADN, un examen de ADN’ y respondió: ‘Dame turno para hacer el ADN'».

Posteriormente, «le dieron el turno para hacer la extracción en el Banco Nacional de Datos Genéticos y hasta que llegaron los resultados quiso saber un poco más de qué se trataba esto que le estaban contando. Entró en la página de Abuelas y empezó a googlear y empezó a encontrar información sobre, por un lado, la búsqueda que hacen las Abuelas y encontró los relatos de la búsqueda y vio una cierta identificación en la familia Metz Romero, y planteó que era algo que había intuido, sospechado, pero bueno, que hasta que el ADN no lo dijera, él iba a quedar esperando ese resultado», relató Adriana Metz. «El viernes se lo convocó a una reunión y por cuestiones personales no podía llegar, así que después de casi 2 horas de tratativas se resolvió hacer una videollamada, y explicarle lo del banco, cómo había sido, y decirle que se incluía en el grupo familiar Metz Romero».

Por otra parte, la hermana detalló que «el protocolo es avisarle a quien recupera su identidad y luego a la familia, entonces me avisaron a mí, porque no solo soy una hermana que busca sino que soy miembro activo de la institución, soy parte de la Comisión Directiva y soy la referente de la filial Mar del Plata».

«La sangre llama»

Es llamativo cómo Adriana se implicó activamente en la búsqueda de hijos y nietos víctimas del terrorismo de Estado y termina como protagonista de una de estas miles de historias. «Mientras mis abuelos tuvieron vida, mientras mi abuela pudo participar de las reuniones de Abuelas de Plaza de Mayo en capital, a los 14 años me vine a vivir a Mar del Plata, así que pasé a ser solamente una adolescente con todo lo que eso implica, y recién cuando tuve a mis hijos, a mi primer hijo Enzo, pude darme cuenta de buena parte de todo lo que me había faltado. Y con la llegada de Luca, mi segundo hijo, y verlos interactuar a ellos, terminó de caerme la cuenta de cuando yo decía: ‘Tengo un hermano. Aunque todavía no lo tengo. Sé que existe, pero no sé dónde está’ o no sé cómo se dice, pero esta era la situación, empecé a entender que era un hermano realmente cuando vi a mis hijos interactuar entre ellos».

Luego de varios años, «algunas cosas fueron ‘picando’, fueron ‘pinchando’ como para que en un determinado momento de mi vida adulta dijera que no me puedo quedar en casa esperando a que las Abuelas me llamen para decirme que encontraron a mi hermano. Tengo que tener una participación activa en esto», relató Adriana. «Estuve presente. Me tocó declarar, me tocó contar qué fue de mi vida después del secuestro de mis viejos y lo que fue la búsqueda de mi hermano, terminé de darme cuenta y me acerqué a Abuelas nuevamente y plantee la necesidad de tener una participación activa. Así que desde 2012 estoy en la oficina de Abuelas de Plaza de Mayo filial Mar del Plata».

Finalmente, advirtió sobre el Decreto 351 de Javier Milei que ataca al Banco Nacional de Datos Genéticos, referente a nivel mundial. «Este es un gobierno de turno en el que el presidente dijo que era un topo que quería destruir el Estado desde adentro. Así que no es algo que solamente yo entiendo sino que lo dijo el presidente, que vino al Estado para romperlo. Lo vemos con las políticas de derechos humanos con las cuales nos identifican y nos dan una relevancia muy importante en el resto del mundo». «Pero también hay un ataque a la educación, a la salud, a los derechos laborales, a la vivienda digna, absolutamente todo aquello que no sea el derecho a la propiedad privada de algunos pocos».