A mar revuelto…

«Naufragios», ópera prima de Vanina Spataro, llega a la pantalla grande luego de recorrer distintos festivales como La Mujer y el Cine, el Festival de Málaga y el de la Cinemateca Uruguaya. Se presenta como una historia de desamores, encuentros y melancolía, y podrá verse exclusivamente en el Cine Gaumont y espacios INCAA.

Con un pintoresco pero desamparado balneario fuera de temporada como escenario principal, el espectador irá conociendo a Maite, una joven que se escapa de la ciudad tras una pelea con su pareja, y a unas pocas personas más que viven allí. De esta manera, se toma un recurso ya conocido como punto de partida: escapar de la vida cotidiana y trasladar al personaje principal a un espacio lejano y de reflexión.

Esta coproducción argentino-uruguaya tiene sus aciertos y errores. Por un lado, construye de manera sutil y orgánica la relación entre los personajes que ya viven allí y la incorporación de una extraña que viene escapando de sus problemas. A su vez, maneja la ternura y camaradería entre ellos con mucha naturalidad. Sin embargo, este recorrido es interrumpido por un personaje que aparece intempestivamente. Esto provoca un giro innecesario y cargado de literalidad, que resta muchísimo dinamismo al relato que pretende construir, el cual le será difícil retomar.

Desde el aspecto técnico, se destaca el trabajo en fotografía, con unos planos de las costas casi vacías y una construcción artística en las escenas nocturnas.

Podría decirse que la melancolía, la búsqueda personal y los vínculos humanos son algunos de los temas recurrentes en la película. Probablemente, el mayor inconveniente de la narración es que no llega a profundizar en ninguno de ellos y lo explícito de sus intenciones, le quitan potencia.