Anora, mujer bonita

El pasado jueves 16 de enero se estrenó en cines «Anora», la nueva película de Sean Baker en la que sobreimprime trabajo sexual, mafia y Las Vegas al cuento de la Cenicienta.

Llega con cierto empuje luego de ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes y en nuestro país tuvo una primera exhibición en noviembre en el Cine Gaumont durante la semana dedicada al prestigioso festival francés.

Ani es una joven trabajadora sexual que un día se encuentra con Ivan, un cliente aún más joven que despilfarra millones en diversión y que pasa algunas semanas de vacaciones antes de volver a Rusia con su familia, que aparentemente es adinerada y poderosa. Ivan compra la exclusividad de Ani durante esas semanas y juntos viven un romance que, de a poco, se parece más a un amor juvenil que a un simple vínculo contractual.

En una de sus giras de fiestas y noches eternas deciden casarse en Las Vegas y la misteriosa familia rusa aparece de golpe para intentar separarlos. Mientras tanto, Ani se aferra con todas sus fuerzas a ese pedacito de libertad que encontró allí. Ella, interpretada por Mikey Madison, es pirotécnica, explosiva y brillante; y él, sobre la piel de Mark Eydelshteyn, comete todos los pecados de un niño rico, una y otra vez.

Formalmente nos vamos a encontrar con una película organizada en tres partes muy definidas, dos de esas son románticas y una es una comedia negra con personajes exaltados y caricaturescos: mafiosos cansados que se comportan más como niñeros gritones que no tienen tantas ganas de seguir cambiando los pañales de Ivan. Esta decisión evita la vertiente de la violencia que podría tener la película, que constantemente se acerca al borde de caer en un drama desesperanzador.

Pero la construcción de este mundo es más parecido a una ensoñación que a la realidad, y así logra salvar a Ani varias veces de lo que sería su desafortunado destino. El pasaje entre esos tonos sucede con una fluidez destacable y, además, construye ternura en momentos imposibles. Tiene similitudes con «Licorice Pizza» (Paul Thomas Anderson, 2021), donde los personajes siempre están cerca de la tragedia o sumergidos en el fracaso y solo el cine puede transformar su devenir en una aventura dulce y alegre.