Cuatro son los días que pasadoron desde el inicio del acuerdo por un alto al fuego en Gaza, una tregua muy débil, frágil de sostener luego de la liberación de las primeras 3 rehenes dentro del marco de intercambio, y se esperan en los próximos días las próximas 4 rehenes que dejarán la Franja de Gaza.
A esto hay que sumar una imagen que dio muchísimo que hablar, dado que las fuerzas de las brigadas de Al Qassam, de la milicia palestina Hamas, mostraron cientos y cientos de combatientes durante el intercambio de rehenes, lo que provocó preguntas del lado israelí y generó la salida del jefe del ejército, quien dijo que «hemos fracasado el 7 de octubre».
Un sinfín de preguntas quedan por hacerse, pero deberán esperar hasta que se libere el ultimo rehén y que todo vuelva a una llamada «normalidad» en el estado en que se vive, con tensiones minuto a minuto entre Israel y Palestina. A nivel político, muchas son las bajas en el gobierno de coalición de Benjamin Netanyahu con la salida de los más ortodoxos, que pedían la aniquilación directa de Gaza y tomar ese territorio como un lugar para construir mas asentamientos que den al Mediterráneo.
Si no era de esperarse, apenas horas después de comenzada la tregua entre Israel y Hamas, se desarrolló una brutal y sangrienta misión denominada «Muro de Hierro» sobre la ciudad de Jenin, en la Cisjordania ocupada. Con al menos 4 muertos y más de 60 detenciones, el ejército israelí procedió a actuar sobre esta zona, sumando tractores y maquinaria pesada para destruir no solo negocios sino las calles y todo lo que encuentra a su paso. Netanyahu no puede quedarse quieto luego de que el alto al fuego no solo mostrara una debilidad interna sino que, también, pone en peligro su propia persona con un juicio que lo espera una vez finalizada toda su operación y que los rehenes finalmente hayan regresado a sus hogares.
Cisjordania, sin presencia de Hamas y con la Autoridad Palestina llevando adelante el gobierno, es hostigada desde hace meses, al mismo tiempo que lo sucedido en Gaza, por las tropas israelitas. Diversos organismos internacionales informaron que la violencia está creciendo y esto no hace otra cosa que poner en riesgo la paz y (lo que ya parecería no haber) una buena convivencia entre las partes.
Mientras se liberaban presos palestinos, entre mujeres y algunos niños detenidos en cárceles israelíes, las fuerzas de Netanyahu detenían gente dentro de Cisjordania, provocando más y más violencia. Según su gobierno, esto se hace como prevención ante posibles ataques sobre territorio israelí, aunque esto hace crecer más y más el escenario de violencia.
Se vieron actos de este tipo entre los colonos que tomaron las armas y, día a día, atacan a pobladores palestinos, incendiando vehículos, quemando cultivos y apoyados ante la atenta mirada del ejército. También crecieron los casos de atacantes con cuchillos en la capital, Tel Aviv, así como la violencia en los alrededores de la mezquita al Aksa en Jerusalén.
Mientras Gaza vive una frágil paz, donde camiones con ayuda humanitaria ingresan diariamente y la gente vuelve a «vivir», así como también muchos regresaron a los escombros de sus viviendas en el norte de Gaza, Cisjordania se convierte en un «infierno» con presencia militar y operaciones dentro de la ciudad de Jenin o en los campos de refugiados dentro de otras ciudades del West Bank. Las preguntas son muchas y la que más resalta es saber cuánto más durará la violencia en una Israel y Palestina abatidas por la matanza y la sangre derramada desde el 7 de octubre de 2023. De todas formas, hay que observar mucho más atrás en la historia para entender un libro que nunca acaba por escribirse.