Argentina sufre, pero es cada vez más grande

La Copa del Mundo cierra la etapa de octavos de final. En Sao Paulo, Argentina venció a Suiza 1-0 con tópicos que se reiteran para los dirigidos por Alejandro Sabella: posesión de balón, dominio del juego y superioridad en campo, pero con poca efectividad en el arco contrario y sufrimiento, a veces innecesario. Tal es así, que nuevamente el tanto llegó fuera del tiempo regular, y otra vez gracias a una genialidad del mejor futbolista del planeta, Lionel Messi.
El encuentro comenzó abierto, con mayores intenciones de controlar los tiempo por parte de Argentina, pero Suiza se mostraba muy peligroso con toques rápidos para concretar cada avance. Por eso pudimos apreciar un juego parejo, con algunos destellos de buen toque y mucha presión albiceleste en las salidas de los vestidos de rojo. A los 28′ un tiro de esquina desde la derecha posicionó bien a Xherdan Shaqiri para meterse hasta el área, tocó hacia atrás para que le pegue Granit Xhaka pero Sergio Romero evitó el gol cuando se tiró y tapó con los pies. Inmediatamente después un corner desde el mismo lado, pero para Argentina, dejó a Ángel Di María para tirar un buen centro que no halló receptor y por eso la pelota cruzó todo el arco, en busca de un jugador que la empuje.
Pero de tanto ir muchas veces se descuida el fondo, y eso fue lo que pasó cuando a los 39′ una contra de Suiza fue aprovechada por Shaqiri quien, de primera, asistió a Josip Drmic para quedar solo frente a Romero, pero se la alcanzó a las manos por su pésima definición. Sin abrir el tanteador nos iríamos al descanso, con un encuentro parejo y con las propuestas de cada selección bien claras en el rectángulo. Para analizar quedará la mala actuación en esta etapa de Federico Fernández, y para entusiasmarse lo que brindaron Di María, Messi, Javier Mascherano y Ezequiel Garay, sin olvidarme de la grata sorpresa que resulta ver a Marcos Rojo en semejante nivel futbolístico.
El segundo tiempo fue todo celeste y blanco. El equipo se adueñó de la pelota y buscó permanentemente (muchas veces en vano por arrestos individuales de Di María) el gol. Pero siempre estaba latente el poderío de los contraataques suizos. A los 50 minutos un tiro libre de Shaqiri (jugador que se destapó en esta Copa del Mundo) fue al primer palo y detuvo Romero, como pasó en un par de ocasiones en este segmento del encuentro. A los 62′ un centro desde la izquierda en los pies de Rojo llegó a Gonzalo Higuaín pero el cabezazo certero fue desviado por el buen arquero Diego Benaglio. A los 68′ Messi se animó a disparar desde media distancia a la portería pero salió por arriba del larguero. Iban 75′ cuando el recién ingresado Rodrigo Palacio llegó bien posicionado a un centro desde la izquierda, le dio mal con la testa a la pelota y el tiro salió desviado.
Antes de finalizar el tiempo regular, Messi juntó coraje y apiló defensores cuando se metió en el área, le pegó hacia el arco y Benaglio detuvo, dejó el rebote y llegaba Palacio, que fue empujado por Johan Djourou para evitar que abra el marcador. Era penal, pero se sancionó un tiro de esquina. Cuando estábamos en tiempo cumplido, Rojo se arrojó para cortar un contragolpe y, no solo vio tarjeta amarilla que le impide disputar el próximo encuentro, sino que además dejó todo lo que le quedaba de resto físico y sufrió una lesión que esperemos no sea grave.
Con el cero en ambos arcos, llegó la etapa suplementaria y todo volvió a comenzar. Los primeros 15 minutos fueron más parejos y hasta puedo decir que Suiza mostró lo mejor de todo su partido, pero sin canalizarlo en la portería de Romero. De todas formas, Di María avisó con un tiro desde la derecha que obligó a Benaglio a volar y sacar el balón del campo de juego. En el segundo periodo Argentina volvió a empujar a todos los europeos hacia su área y el gol llegó cuando los penales estaban más cerca de lo que jamás hubiéramos imaginado. Iban 118′ y Messi tomó la pelota en el medio de la cancha y encaró velozmente hacia el arco para juntar a los marcadores y asistir a Di María para que, solo gracias a la embestida del 10, la toque de zurda y rompa la trayectoria de Benaglio para que resulte imposible detener el tiro. 1-0 y merecido festejo para una selección superior que intentó aunque no siempre salió, llevarse el encuentro por méritos propios más que errores ajenos.
Quedará para la anécdota el sufrimiento por el centro que le llegó a Blerim Dzemaili y que cabeceó debajo del arco, pegó en el palo, le volvió a los pies y no reaccionó a tiempo, por eso la tocó hacia un costado. También recordaremos el tiro libre (en tiempo cumplido) concedido a Shaqiri, que fingió una falta en la puerta del área, y que disparó mal.
Argentina ya se ubicó entre los ocho mejores de la competencia y mejora su nivel partido a partido. Por el momento, esta Copa del Munda brinda una nueva oportunidad para elevar la producción a una selección que ya dejó atrás la mayoría de las dudas y cuestionamientos que se vivieron poco tiempo atrás.