Con el corazón en la mano

Argentina cerró su participación en el Mundial de Handball masculino en Egipto con una derrota ante el poderoso Qatar por apenas un gol. Con un resultado de 26-25, Los Gladiadores no pudieron avanzar a cuartos de final de forma directa y dependieron de un potencial empate entre Dinamarca y Croacia para pasar de ronda. Pero no pudo ser, los campeones de la disciplina apabullaron a los croatas por 38-26.

Los dirigidos por Manolo Cadenas comenzaron el choque ante los árabes con un triunfo parcial de 11-4 a los 18′ que invitaban a soñar con la clasificación. Federico Pizarro y Lucas Moscariello consolidaban un inicio contundente y aprovechaban el paso en falso del arquero Danijel Saric, uno de los mejores del mundo, que hasta debió salir del rectángulo por una lesión.

Pero en silencio y con la peligrosidad de una potencia, lentamente los qataríes se ponían a un solo gol cuando concluía la primera media hora de juego. Así, Argentina se iría al descanso arriba en el marcador por solamente un tanto (13-12) aunque lo mostrado en el periodo inicial mantenía viva la esperanza albiceleste.

Lo visto en la parte final fue muy diferente. Qatar comenzó a adueñarse de la posesión de la pelota, Rafael Capote y Frankis Marzo eran imparables y el equipo demostraba por qué no hay que dejarle chances a un seleccionado superior a Los Gladiadores. A los 49 minutos, los vestidos de marrón dieron vuelta el marcador por primera vez en la tarde egipcia y ese hecho rompió el temple y el equilibrio criollo, que se llenó de un halo de nervios y ansiedad por la posibilidad de dejar escapar la oportunidad histórica.

Luego de eso, el seleccionado nacional intentó con tanto apuro como desorden lograr la igualdad que lo ponga en la siguiente ronda, pero un par de ocasiones desperdiciadas y malas decisiones frente al arco imposibilitaron alcanzar uno de los dos resultados posibles para clasificar a cuartos de final.

De todas formas, la labor de Argentina en Egipto es más que destacada y sirve para sentar bases y dar un puntapié para continuar por el camino del crecimiento en la disciplina. Ahora es tiempo de poner manos a la obra.