Este es el último reporte del 26° Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) con 6 películas argentinas, algunas de ellas premiadas y otras con próximo estreno.
En primer lugar, la tercera de las representantes cordobesas de la Competencia Oficial Argentina fue «Una Casa con Dos Perros», ópera prima de Matías Ferreyra. Sorprende la solidez de este film, que sitúa la acción en el año 2001, con una familia que debe trasladarse a la casa de la madre de la mujer porque no disponen de vivienda.
Los entrecruzamientos y tensiones de este grupo familiar son seguidos con sutil observación por la cámara de Ferreyra, que va delineando la desestructuración de este entorno (la asociación política es evidente) que contiene a estos seres desvalidos que terminan haciendo lo que pueden.
Todo ello es escrutado con los ojos del pequeño Manuel (Simón Boquite Bernal), que asiste silencioso a esta desesperanza cotidiana, a esta pérdida gradual de la identidad humana en tiempos de opresión.
¿Qué mejor representación que la de la abuela, que brinda cobijo a sus hijos y nietos, en un proceso de despersonalización creciente?
La película de Clausura es «Quinografía», un justo homenaje a la figura de Joaquín Lavado (Quino), dirigida por Mariano Donoso y Federico Cardone.
Con una última entrevista en el año 2014, que duró todo un día a este humorista gráfico e historietista ya casi ciego, que oficia como eje del documental, se va pasando revista a la trayectoria que tuvo su tira «Mafalda» en el mundo, y también a sus recuerdos de nacimiento, su niñez en Mendoza, el fallecimiento de sus padres, su abuela Teté, la decisión junto con su esposa Alicia de no tener hijos, y su exilio en Italia durante la dictadura cívico mulitar.
El documental se construye también con el aporte de sus dibujos, cedidos por Marcela, una familiar que atesora estos recuerdos, y con los valiosos testimonios de Joan Manuel Serrat, Miguel Rep, Milena Busquets y Jorge Valdano.
«Buscando a Shakespeare» en la Sección Noches Especiales cuenta con la dirección de Gustavo Garzón y coguion de Mariana Sagasti y Víctor Cruz.
Este potente documental se propone dos interesantes ejes: el primero de ellos es ir al lugar de nacimiento de este autor y rastrear en los orígenes de su creación. ¿Realmente existió? ¿Fueron otros quienes escribieron y adoptaron ese seudónimo? ¿Fue un conde criado en el entorno de la realeza que tanto sabía sobre intrigas palaciegas? ¿Fue un grupo interactivo el que le dio sello propio a estas creaciones? Mariana Sagasti, la productora y coguionista, se interna por estos vericuetos y entrevista a figuras tales como el actor Mark Rylance; el profesor del Shakespeare Institute de la Universidad de Birmingham, Chris Laoutaris; la presidenta del Centro Ucraniano de Shakespeare, Natalia Torkout; la directora de la Royal Shakespeare Company, Erica Whyman; y el director del Shakespeare Institute de la Universidad de Birmingham, Michael Dobson.
Por otro lado y, simultáneamente, Garzón se entrevista con figuras locales que interpretaron o se encuentran en la actualidad interpretándolo, tales como Pompeyo Audivert («Habitación Macbeth»), José María Muscari y Moria Casán («Julio César»), Gabriel Chamé Buendia («Medida por Medida» y «Otelo»), Roberto Jones («Hamlet», «Romeo y Julieta», «Rey Lear»), Marcelo Savignone («Hamlet x Hamlet»), Joaquín Furriel («Hamlet») y Norman Brisky («Ricardo», versión de «Ricardo III»).
La película nos dejará con más interrogantes que certezas, pero constituye una aproximación muy enriquecedora sobre el tópico en cuestión.
También en la Sección Noches Especiales estuvo «Una Vez, Un Circo» dirigida y con guion de Saula Benavente que, a partir de un evento artístico como la llegada del Circo Estatal Ruso a la Argentina en el año 1966, hilvana un recorrido muy atractivo sobre el apogeo y caída del Circo de Moscú.
Se vale para ello de infinidad de testimonios a sus bailarines, acróbatas, payasos, sus deseos de gloria, su orgullo de pertenecer a este colectivo, a la vez que sus decepciones y decisiones de desertar y radicarse en otros países. Algunos, primariamente en la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires.
Por allí asoma el payaso Oleg Popov, quien se convirtió en máximo referente del circo y nos introduce en sus historias y glorias.
El contraste entre lo vivido y lo actual se erige en la esencia de esta propuesta que va recorriendo los distintos pliegues de la memoria histórica y artística, logrando retener esa nostalgia por esos bellos momentos que emparentaron las proezas del pasado con nuestros ojos asombrados de espectadores cautivos de esa magia.
Por último, dos películas de Competencia Oficial Argentina premiadas: la primera es «La Noche sin Mí», dirigida por María Laura Berch y Laura Chiabrando, con guion de esta última. La Sociedad Argentina de Editores Audiovisuales y la Asociación Argentina de Editores Audiovisuales le otorgaron el premio a María Astraukas, la montajista del film.
El dúo Berch/Chiabrando junto con la asfixiante interpretación de Natalia Oreiro (también es productora de la película) instalan un clima muy opresivo y oscuro en una familia en el curso de una noche, centrándose pura y exclusivamente en las reacciones del personaje femenino a partir del descubrimiento de un hecho que le hace poner en duda todo su presente.
Film cargado de simbolismos, y en tono seco y potente, va hilando las contradicciones internas permanentes a las que Eva se expone y, a la vez, en las que se confunde. Ella intentará conjugar, durante todo el metraje, su mundo interno con el que la rodea.
Paralelamente, la gata de la familia desaparece, en clara alusión a su identidad, que se va perdiendo. «La Noche sin Mí» marca un recorrido muy cuidado de las batallas internas femeninas de una mujer en la búsqueda de sí misma.
El Gran Premio de la Competencia Oficial Argentina fue para «La Virgen de la Tosquera» de Laura Casabé con inteligente guion de Benjamin Naishtat, basado en dos cuentos cortos de libros de Mariana Enriquez: «El Carrito» en «Los Peligros de fumar en la cama» y el que da título al film.
Con un acertado ojo creativo, la directora se adueña del universo del suspenso/terror, pero de una manera sutil, pletórica de recursos, para nada estereotipada y cargada de simbolismos, en paralelo a una realidad política del 2001, de la que se apropia inteligentemente mediante metáforas visuales y climas que, gradualmente, irán apoderándose de sus criaturas.
Tal el caso de Dolores Oliverio, la excelente protagonista, que parece arrancada del mundo de «Carrie», una joven que intenta despegarse de sus abandonos afectivos y que intenta luchar hasta último momento por su amor, y que va trocando la desilusión en venganza.
Todo lo que ocurre en la película es atinado, sorpresivo, intenso y demoledor.
¡Hasta el próximo festival!