Ecos de una idea

«Ecos de un crimen» es la nueva película del director Cristian Bernard, que codirigió «76 89 03» junto a Flavio Nardini en el año 2000, entre otros trabajos, y que llega a las salas de cine este jueves 27 de enero para luego sumarse al catálogo de la plataforma HBO Max.

Julián Lemar (Diego Peretti) es un escritor de best-sellers de suspenso que llega a una casa en el bosque para pasar unas vacaciones junto a su familia. Su esposa (Julieta Cardinali) advierte que este descanso tiene como objetivo colaborar en la recuperación de la salud mental de Julián y, a su vez, de funcionar como un estímulo para que este vuelva a escribir.

Cuando cae la noche y en plena tormenta, una mujer desesperada se presenta en la puerta para pedir ayuda. Cuando la película termina de armar el planteamiento, rápidamente revela el truco que se suponía como una encrucijada propia del thriller psicológico. Sin más cartas bajo la manga, el espectador se ve encerrado en una redundancia que solo logra postergar el previsible desenlace.

Hay algo que este género anuncia en sí mismo y es que la puesta en escena nos va a engañar de alguna forma. El rol de la película es lograr la distracción y la sorpresa, de alguna manera renovar algunos de los elementos o vueltas de tuerca típicos para que el pacto se cumpla. Pero en «Ecos de un crimen» la incógnita se agota rápido y lo único que se desenvuelve de forma paulatina es el «por qué» que, además, es reforzado mediante una escena que es casi un epílogo lleno de diálogos que sobre explican todo lo visto.

Dentro de esta idea, otro de los factores que entorpecen el golpe de efecto tiene que ver con la construcción del verosímil, que se toma licencias escena tras escena para mover la frontera entre «imaginación y realidad», que sería la premisa de la cuestión.

Una de las tendencias del mainstream profundizada por el contenido producido por plataformas es el renegar de la marca local que termina por presentar historias en las que da igual dónde y cuándo suceden y, además, en donde se lava la huella autoral que entusiasmaba por la audacia de su trabajo previo.