El cine vivo

“Después de un buen día” es la nueva creación de Néstor Frenkel, el demiurgo de aquello que circunda por fuera de la norma, el cual es interpretado como bizarro y freak desde una mirada superficial.

Como en sus opus anteriores, el material fuente es inabarcable para el envase de un documental, aunque simétricamente atractivo para ponerlo en una pantalla. En la misma escala lo que para cualquier director podría ser un vector lineal, Frenkel lo entiende solo como un punto de partida arqueológico, es decir, en el caso de “Un buen día” (la película homenajeada en este documental), el culto desarrollado a lo largo de los años es el inicio para ir hacia atrás y descubrir a sus personajes. En esa órbita se encuentra Enrique Torres, un guionista popular de telenovelas de los 90 de grandes éxitos, que en ese entonces ya poseía un pasado especial digno de ser contado que, por supuesto, Frenkel se encarga de rearmar. Torres es el protagonista, el corazón y el fundamento principal de la existencia, tanto de «UBD» como de este documental meta discursivo.

En él se materializan los diferentes senderos que el cine puede transitar y, lo más importante, las múltiples formas de cómo se llega a hacer películas. Quizás puede pensarse que hay una unión entre todos esos caminos y eso podría traducirse como la pasión: un motor intangible y natural.

En el orden narrativo también hay un lugar importante para Aníbal Silveyra, un actor que actúa hasta cuando no actúa. Dentro de su recorrido, en el documental, hay una montaña de rusa de sentimientos encontrados que él mismo se encarga de exponer sobre la lectura de la película. Sus estados van desde la alegría para contar sobre el origen de la propuesta para hacer «UBD», pasando por la pena de la recepción obtenida en su momento y derivar, en el final, en un escepticismo no del todo disipado acerca del fanatismo despertado como consecuencia de la aparición del “Grupo de apreciación de ‘Un buen día’”.

Precisamente, el último tercio está dedicado a este puñado de adoradores de una película destrozada y olvidada inmediatamente, que fue incrementando en adeptos hasta organizar funciones y alcanzar una instancia improbable como lo fue la de hacer un “fan film”, donde cada uno reversionó un minuto de la película original bajo una libre interpretación.

Colateralmente aparecen las intervenciones de Andrea y Anabella del Boca (productora de «UBD» y esposa de Torres), quienes también reacomodaron sus sentimientos en el mismo tono que el guionista y gestor absoluto de la película. “Después de un buen día” es una pátina sobre la alegría estimulada por la cinefilia, esa palabra muchas veces cargada de ínfulas de prestigio, pero que solo esconden una acumulación sin sentido cuando se la entiende desde ese costado. Aquí la prueba, una vez más, que el cine es el arte más popular de todos y está más vivo que nunca.

“Después de un buen día” de Néstor Frenkel cuenta con las participaciones de Enrique Torres, Aníbal Silveyra, Andrea Del Boca, Anabella Del Boca, Magrio González y Hugo Asch, y puede verse en el marco del BAFICI 25 los días 21 de abril a las 14:10 horas y 22 de abril a las 17:10 horas en la sala 1 de Cinépolis Plaza Houssay.

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