La abrazoterapia es la práctica de suministrar abrazos con el propósito de curar o preservar la salud. En diferentes experimentos se demostró que el contacto físico nos hace ver con mejores ojos nuestra propia persona y nuestro propio ambiente. Además, tiene un efecto positivo en el desarrollo idiomático y en el coeficiente intelectual de los niños.
¿Qué nos provoca el abrazo?
Provoca alteraciones fisiológicas mensurables en quien toca y en el tocado. El contacto físico no es solo agradable, es algo necesario.
¿Qué nos dice la investigación científica?
La justificación científica apoya la teoría de que la estimulación por el contacto es absolutamente necesaria para nuestro bienestar físico y emocional.
¿Para qué sirve?
Está reconocido como un instrumento esencial para la curación, forma también parte del adiestramiento de las enfermeras en la actualidad, en varios centros médicos de importancia.
¿Cómo se lo emplea?
Se lo utiliza para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad, para acrecentar en los pacientes la necesidad de vivir; para ayudar a los bebés prematuros que se vieron privados de contacto en sus incubadoras a crecer y fortalecerse.
El abrazo constituye de un modo muy importante a la curación y la salud. No cuesta dinero. Es agradable, ahuyenta la soledad, aquieta miedos, abre la puerta de los sentimientos. Fortalece la autoestima, demora el envejecimiento, ayuda a dominar el apetito. «Comemos menos cuando nos alimentamos con abrazos y cuando tenemos los brazos ocupados en estrechar a los demás”, afirma la asesora en salud mental Kathleen Keating en su libro «Abrázame». En un mundo de gente solitaria, el abrazo acerca y transmite amor y apoyo. Nos da seguridad, alimenta los sentimientos y disminuye la tensión. Es sano, democrático y gratificante y… tampoco cuesta dinero. Seamos abrazoterapeutas.
Artículo elaborado especialmente para puntocero por la licenciada Miriam Rivero.