El último clavo para Antoine Fuqua

Hay dos Antoine Fuqua. El que dirigió películas hasta “Día de entrenamiento” («Training Day», 2001) y el que hizo toda una carrera compuesta por un desastre tras otro. Hace rato que su saldo es negativo, principalmente, porque sus películas están hechas a desgano sin un atisbo de esa maestría que mostró en ese thriller mítico escrito por David Ayer (otro personaje a la deriva en la industria).

Quienes no paramos de darnos la cabeza contra mármoles (o mamotretos), esperamos que Fuqua se acuerde cómo era hacer películas sin un automatismo que lo despoja de particularidades y -sobre todo- de rasgos autorales. Incluso antes de “Día de entrenamiento” se esbozó la posibilidad de estar ante un director fresco e interesante con “Asesinos Sustitutos” («The Replacement Killers», 1998) y “Bait” (2000), con un joven Jamie Foxx. A partir de allí emprendió un raid terrible con “Lágrimas del Sol” («Tears of the Sun», 2003), “Rey Arturo” («King Arthur», 2004), “Tirador” («Shooter», 2007), “Los mejores de Brooklyn” («Brooklyn Finest», 2009), “Ataque a la Casa Blanca” («White House Down», 2013) y “El Justiciero” («The Equalizer», 2014). Podríamos sumar la remake de “Los siete Magníficos” («The Magnificent Seven», 2016), “El justiciero 2” (“The Equalizer 2”, 2018) y, finalmente, el fondo de olla: “Infinite”, de reciente estreno.

“Infinite” es la gran apuesta de la plataforma Paramount+, una opción de streaming de las menos populares lanzadas por los estudios de Hollywood. Esta nueva película protagonizada por Mark Wahlberg (reunido nuevamente con Fuqua después de “Tirador”) es un lanzamiento video on demand (VOD) sin pasar por las salas. La decisión de Paramount provocó la reacción negativa del actor y del realizador, ya que ambos esperaban un estreno en pantalla grande y con una ventana mínima antes de ofrecer la película en un formato hogareño. Un conflicto que no es el primero, si recordamos lo sucedido entre Scarlett Johansson, Emma Stone y Disney por los lanzamientos de sus películas en simultáneo en la plataforma de streaming y los cines.

“Infinite” es una transposición de la novela “The Reincarnationist Papers” de D. Eric Maikranz, y cuya sustancia es un popurrí de la ciencia ficción de las últimas tres décadas: de “Blade Runner” (1982) a “Matrix” (1999). De la primera hay un futuro apocalíptico (conceptualmente) y de la segunda un planteo filosófico sobre los mundos paralelos. Aquí esos mundos están sustituidos por vidas pasadas que Mark McCauley (Wahlberg) no recuerda, y el mundo necesita de su memoria para no perecer. La cara de Wahlberg a lo largo de la historia no parece darse por aludida de este panorama, y atraviesa las situaciones como si estuviera en presencia de un partido de la Liga Profesional de Fútbol. El que hace un esfuerzo por demás es el siempre sobrio Chiwetel Ejiofor, aunque su interpretación está más para el Teatro Cervantes que para una película en la que hace de un villano sin demasiado gollete.

Hacia la última media hora, las persecuciones se transforman en una realidad virtual escapada de algún videojuego, ya no hay una representación sino una construcción artificial en la que es indetectable la huella fílmica. Tan solo la secuencia inicial deja un rastro de lo que la carrera de Fuqua pudo ser. El personaje de Mark podría ser su alter ego, un hombre al que todos le gritan que es importante (“Antoine, dirigiste ‘Día de entrenamiento’, ¡¿no te acordás?!”) pero que al final no entiende ni recuerda nada.

2 comentarios en “El último clavo para Antoine Fuqua

  1. Odias a Fuqua, odias a Spike Lee. Se te nota el racismo Josecito. Hasta te dejaste el bigotin

    1. El rascista sos vos Zemeckys (dudo que sea tu nombre verdadero) que pensás que no me gustan esos directores por su raza. Abrazo grande, seguí esforzándote no te desanimes.

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