Francia atraviesa días de álgido revuelo sociopolítico, que incluyen la renuncia del primer ministro Michel Barnier, aceptada inmediatamente por el presidente Emmanuel Macron este jueves. Desde la Segunda Guerra Mundial que un mandatario no tenía una gestión tan breve, ya que Barnier fue elegido en el pasado mes de septiembre.
Más precisamente, la reunión entre ambos se extendió por solo una hora en el Palacio del Elíseo y, en ella, Macron le solicitó que continúe asumiendo sus tareas hasta el nombramiento de su reemplazante. Asimismo, desde 1962 no se producía una moción de censura sobre un Primer Ministro, cuando se llevó adelante contra Georges Pompidou.
De esta manera, Barnier dejará su cargo como consecuencia de los votos en la Asamblea Nacional este miércoles que «unieron» a la Izquierda y Extrema Derecha con mayoría absoluta (331 sufragios) para la dimisión del representante, uno de los negociadores europeos por el Brexit. Además, rechazaron el Presupuesto 2025 y ponen en duda la continuidad de Emmanuel Macron en la presidencia francesa. «Corresponde a su conciencia decidir si puede sacrificar la acción pública y el destino de Francia a su orgullo. Corresponde a su razón decidir si puede ignorar la evidencia de un repudio popular masivo», alertó Marine Le Pen, referente de la ultra derecha europea y líder de la Agrupación Nacional (RN) y potencial sucesora de Macron si en marzo de 2025 no la inhabilitan por 5 años por malversación de fondos.
Cabe mencionar que el partido La Francia Insumisa se atribuye el merecimiento para ocupar ese puesto, ya que en las elecciones pasadas fue la Izquierda la que se proclamó ganadora de las legislativas. De todas formas, Macron no ve con «malos ojos» que el ministro de Defensa, Sébastian Lecornu, suene como principal candidato a ocupar el sillón que deja Barnier.