«La muerte es inaccesible para el realismo»

Jesús López, un joven piloto de carreras, muere accidentalmente y deja su pueblo conmocionado, y su primo Abel se siente poco a poco tentado a ocupar su lugar.

Conversamos con el director Maximiliano Schonfeld acerca de esta gran película. «Son semanas complicadas para estrenar comercialmente, sobre todo para las películas argentinas, porque faltan espacios de exhibición, pero estamos muy contentos de que la película circule», es una de las primeras cosas que nos dice Maximiliano.

El guion de «Jesús López» fue escrito en conjunto con la autora Selva Almada: «En su literatura hay elementos que coquetean con lo fantástico, en una frontera que siempre me interesa, ella estaba escribiendo ‘No es un río’. Eso hizo que, de alguna manera, pensemos las aristas que tienen un origen de mito, la muerte es inaccesible para el realismo y ahí se empieza a configurar una construcción fantástica». Sobre esto, también surgieron lecturas de la película que la ubican en un lugar de «realismo mágico», visión sobre la que el director no se siente tan cómodo, y explica que «nunca lo pensamos en esos términos y son palabras que jamás usamos en el trabajo con Selva. Las historias que tienen que ver con estos elementos ‘fantásticos’ emergen de historias que encontramos de una manera más documental. Gran parte de nuestro proceso de escritura eran horas y horas de charla donde íbamos recopilando historias, entrevistas que hacía en las aldeas y pensamos a partir de eso, porque sentimos que hay una construcción fantástica que viene del propio pueblo, aparece y te va tomando».

Sobre la fotografía

«Lo que pensamos con Federico Lastra era tratar de combinar elementos, cuando uno no tiene tanto presupuesto tiene que pensar cómo esos elementos pueden jugar a favor de la imagen: teníamos fuego, tierra, podíamos producir alguna lluvia y sabíamos que si llovía íbamos a filmar en exterior… también creo que hubo un conocimiento previo del lugar donde uno filma y para después tener muy controlados los momentos que nos interesaban de la luz natural. Sabíamos perfectamente cuándo y cómo bajaba el sol. Luego llega lo más hermoso del cine que es el azar, por ejemplo, el primer plano de la película que tiene esa luz de fondo no era de esa manera, nuestro gaffer se puso con el auto atrás del actor aunque no debía estar ahí, pero cuando vimos el plano nos miramos y sostuvimos eso».

El trabajo con los actores y actrices

«Me cuesta un poco la dirección de actores pero sabíamos, para esta película, que algunos personajes por cómo habían sido construidos en la escritura necesitaban de actores y actrices con herramientas profesionales. Entonces elegimos puntualmente qué roles iban a ocupar y de qué manera nos iban a ayudar esos personajes a traccionar la narración, mientras que otros se bancaban tener más presencias sin tener muchos diálogos».

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