Periodismo en tiempos de democracia

«En la carrera en que andan los periodistas debe haber un minuto de silencio para reflexionar sobre la enorme responsabilidad que tienen», proponía Gabriel García Márquez, anticipándose al prolongado silencio que enluta la profesión del «buen periodismo» en tiempos de democracia.
Ángel Eduardo Gahona, de 42 años, director de El Meridiano y corresponsal de Canal 6 Nicaragua, fue asesinado el 22 de marzo cuando recibió un disparo mientras realizaba una retransmisión en directo por Facebook Live de las protestas en la localidad costera de Bluefields, en la Región Autónoma Caribe Sur (RACS). En el video se observa al periodista en el instante en el que realizaba la cobertura cuando se oye un disparo, momento en el que se deja de escuchar la voz y la cámara cae al suelo. Nicaragua, 2018.
Jairo Sousa, 43 años, periodista y presentador del «Show da Peróla» de la Rádio Pérola FM y del programa «Patrulhão na 106.1» de Rádio Princesa FM. Fue asesinado cuando se dirigía a la primera emisora en Bragança, un municipio del Estado de Pará, el 21 de junio a las cinco de la mañana. Un motociclista le disparó por la espalda y Sousa murió en el Hospital Santo Antônio Maria Zaccaria horas después. El periodista, especializado en corrupción, narcotráfico y delincuencia, había recibido amenazas telefónicas y había sido agredido en el pasado. Brasil, 2018.
Mario Gómez Sánchez, 40 años, corresponsal de El Heraldo de Chiapas y colaborador de la Organización Editorial Mexicana (OEM). Fue asesinado en la puerta de su domicilio en Yajalón, cerca de San Cristobal de las Casas, en Chiapas, el 21 de septiembre. Mario Gómez había denunciado ante la Fiscalía General del Estado, días antes de su muerte, las amenazas que estaba recibiendo de los grupos armados que operan en la zona. México, 2018.
José Daniel Rodríguez Ortiz, 46 años, columnista del medio digital República, fue encontrado muerto el 10 de abril en una calle de la zona 9 de la capital. Desaparecido desde hacía días, su cuerpo fue encontrado envuelto en una sábana. Guatemala, 2018.
Efigelia Vásquez Astudillo, 31 años, comunicadora de la emisora comunitaria Renacer Kokonuko, fue asesinada mientras cubría los enfrentamientos entre la policía y el movimiento indígena que se estaban produciendo en el municipio de Puracé, en el departamento colombiano del Cauca. La reportera y presentadora recibió varios disparos durante el desalojo de las tierras por el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y murió la noche del 8 de octubre en el Hospital San José de Popayán. Colombia, 2018.

Persecución y muerte

Estos datos se encuentran meticulosamente archivados por el Observatorio de la Libertad de Prensa en América Latina. Mediante alertas, este ente recoge y organiza en una página web los actos más violentos y fatídicos en el quehacer. Sin embargo, es apenas una cara de la dramática y fatal persecución y acoso a los periodistas comprometidos con la sociedad.
Un total de 29 periodistas han sido asesinados este año en América, de los cuales más de un tercio corresponde a México, así informó Gustavo Mohme, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en la ciudad argentina de Salta durante la 74º Asamblea General de la SIP.
Para el Observatorio de la Libertad de Prensa, se contabilizan más de 1.050 periodistas muertos y desaparecidos en América Latina de 1970 al 2015. Una cifra aterradora si se tiene en cuenta el contexto de los asesinatos y el horror que rodea a cada acto de cobardía.
Cuánta razón tenía Gabo, quien a su párvula edad confesaba que así se sufriera como un perro no había mejor oficio que el periodismo. Parece que el Nobel de Literatura contó de antemano el flagelo de quien habla, del buen periodista, como si se tratara de su novela «Crónica de una muerte anunciada».

Producir productores

La prensa suele ser el arma más letal en tiempos de crisis. La televisión es una cortina de humo que inunda los hogares y la visión de quien la ve. Se proyectan escenarios y personajes. Se muestra lo que se tiene que saber. Hace más de 40 años Michel Foucault, un pensador francés, iniciaba una investigación sobre las relaciones de poder y las formas en que estas relaciones conformaban las conductas de los sujetos. Precisamente, para comprender estas relaciones en el presente cercano, propuso la categoría de biopolítica y una serie de otros conceptos y análisis vinculados a ella. Esta categoría y sus análisis asociados es una herramienta importante para entender el presente en que vivimos y el papel que desempeña un medio de comunicación dentro del esquema actual de poderes. Para Foucault, los grandes poderes industriales y financieros producen, entonces, no solo mercancías sino también subjetividades. Producen subjetividades que, a su vez, son agente dentro el contexto político: producen necesidades, relaciones sociales, cuerpos y mentes, lo que equivale a decir que producen productores.
Dentro de este panorama serán bien acogidos los periodistas que brinden la información que se necesita. Que reproduzcan en la población preconceptos necesarios para manipular, controlar y vigilar las masas. Por el contrario, todo aquel que aún sin adherirse a ningún partido, religión o entidad, se manifieste públicamente en contra. Encontrará su fin en las fauces de un monstruo implacable llamado corrupción.

Arma o herramienta

Y si saltas el charco no te va mejor. Partes del cuerpo del periodista saudí asesinado, Jamal Khashoggi, han sido encontradas en el jardín de la residencia del cónsul general de Arabia Saudita en Estambul esta semana, según han revelado fuentes de la investigación. Según estas mismas fuentes, el escritor había sido «desmembrado» y su cara «desfigurada».
El «Imperio» se está materializando ante nuestros ojos. Durante las últimas décadas, mientras los regímenes coloniales eran derrocados y luego, precipitadamente, tras el colapso final de las barreras soviéticas al mercado capitalista mundial, hemos sido testigos de una irresistible e irreversible globalización de los intercambios económicos y culturales. Junto con el mercado global y los enlaces globales de producción ha emergido un nuevo orden, una nueva lógica y estructura de mando, en suma, una nueva forma de soberanía donde el periodismo puede ser un arma o una herramienta, depende quién la utilice.