Puntos positivos en medio de la pesadilla

Un Barcelona eficiente a nivel colectivo sufrió su propia inefectividad y quedo afuera ante el PSG de la UEFA Champions League, con un resultado global de 5-2. Keylor Navas se lució para el local, consagrándose como figura al atajarle un penal a Lionel Messi, que metió un golazo y, posiblemente, haya jugado su último partido europeo para el club catalán.

En medio de una crisis económica, financiera y deportiva, con elecciones de por medio, Barcelona debía remontar un 4-1 en contra. Si bien no lo logró, mostró un firme avance en cuanto a lo táctico y lo anímico.

El entrenador Ronald Koeman formó una línea de tres centrales con Jordi Alba y Dest por los costados, con el objetivo de generar superioridad numérica en la salida del fondo, con la incorporación de Sergio Busquets a dicho momento. Los laterales no despegaron de la banda, ya que tenían que darle amplitud al ataque, para que Messi y Dembele pudieran profundizar por adentro. Pedri fue importante a la hora de interpretar la creación y romper líneas: siempre con la posibilidad de pasar filtrado en búsqueda de Messi u otro socio por el medio. Se vio una mayor actividad a la hora de los desmarques, cosa que facilitó la tarea de la generación y puso al repliegue “elástico” del PSG en un aprieto: la tendencia del Barca fue buscar distraer por fuera para encontrar espacios por dentro. Así, el primer tiempo fue impecable: 15 remates al arco, de los cuales 9 fueron dentro del área.

Indudablemente, el fútbol se trata de saber interpretar el tiempo y espacio que se presenta en cada circunstancia del juego. Tanto la táctica como la inteligencia y técnica de cada jugador son fundamentales para poder superar al rival en dichos aspectos. Los cambios estratégicos de Koeman y un cambio de actitud marcado fueron algunas de las explicaciones del inesperado dominio de un club que, de todas formas, volvió a quedar eliminado.

La ida había sido una odisea para Messi y compañía. El resultado (4-1) fue un fiel reflejo de las carencias futbolísticas de un equipo que llevó a cabo posesiones intermitentes, sin profundidad. Si bien es cierto que el equipo de Koeman intentó respetar el estilo heredado por Johan Cruyff, el intento de tenencia del balón como método de dominio y distracción fue aplicado de forma lenta y previsible, debido a que los jugadores se vieron encerrados en posiciones estáticas, sin ocupación inteligente de espacios ni rotación de posiciones. Así, el equipo de Mauricio Pochettino, que ejercía una presión intensa en bloque que no se alargaba más de 30 metros, consiguió anticipar y cortar el circuito de juego «culé» en reiteradas ocasiones.

Además, el Barca había sufrido algo que históricamente daña su autoestima: la pérdida de la posesión. Enfrente tuvo un equipo que se hizo fuerte en la tenencia, debido a la sociedad conformada entre Marco Verratti y Leandro Paredes, quienes generaron juego por dentro con el apoyo de compañeros bien preparados técnicamente. Los pases filtrados del volante argentino habían sido una constante amenaza para el equipo de Koeman, dado que Alessandro Florenzi y Kylian Mbappé leyeron el juego de manera inteligente para ganarles la espalda tanto a Dest como a Jordi Alba. Alguna vez, Xavi Hernández aseguró que, a diferencia de Real Madrid, para que Barcelona gane necesita del dominio a través de la posesión de la pelota. Así fue, más allá del resultado. Estuvo mucho más cerca que cuando no pudo dominar la disputa por la tenencia.

Tras la victoria electoral de Joan Laporta, el club catalán sufrió la previsible eliminación en la UEFA Champions League. Sin embargo, el protagonismo de algunos jóvenes (reivindicando a La Masía), planteos tácticos inteligentes, potenciación de ciertos jugadores y la asunción de un viejo conocido a la presidencia, son algunos de los puntos positivos de los cuales puede hacer uso Barcelona a corto, mediano y largo plazo, en búsqueda de un ansiado cambio de paradigma.

Artículo elaborado especialmente para puntocero por Nicolás Fernández.