Rosas, el ocaso del caudillo

«Soy un campesino viejo, que no ha terminado de encanecer. Y que, sentado junto a un brasero, tiene frío. Y toma mate. Soy, también, un hombre viejo que, sentado junto a un brasero, mira nevar en sus escasas tierras, aquí, en el condado de Swanthling. Y piensa en la muerte», reflexiona un anciano decrépito que se mueve con dificultad. Ha perdido casi todo lo que tenía y se ha convertido en una triste caricatura de lo que alguna vez fue.

Pompeyo Audivert y Rodrigo De la Serna realizaron una genial adaptación de la novela histórica «El Farmer» de Andrés Rivera, que también la interpretan y la dirigen. Además, este último rol lo comparten con Andrés Mangone.

La obra transcurre durante el último día de vida de Juan Manuel de Rosas en una granja de Southampton, al sur de Inglaterra, lugar al que se exilió luego de perder la Batalla de Caseros. Lejos de ser «el gobernador-propietario de la provincia más extensa y rica de América, de la América española», está atravesando la etapa más oscura y solitaria de su vida.

Desde su chacra inglesa añora ese poder absoluto que le fue arrancado violentamente, busca ser reconocido por la historia, los ciudadanos y por Dios. Asimismo, repasa los fracasos y glorias que marcaron sus días y su relación con personajes históricos como Juan Lavalle, Justo José de Urquiza y Domingo Faustino Sarmiento.

Se siente viejo y abandonado. El pueblo que lo necesitaba y lo adulaba ya no lo recuerda. «Y miro a los ciudadanos de Buenos Aires, protegidos por ventanas y persianas y puertas de madera gruesa y trancas de hierro, que gritaron ‘Viva Rosas’ durante veinte años, más alto que sus vecinos; que rezaron durante veinte años por la salud de Rosas, guardián de sus sueños, y la de su hija Manuelita y que ahora esperan, protegidos por trancas y puertas de madera gruesa, que suene la cívica hora de gritar ‘Viva Urquiza'», dice con tristeza y melancolía.

También fue traicionado y olvidado por hombres que se mostraron leales y que se aprovecharon de las circunstancias para beneficiarse. «¿Y el general Ángel Pacheco, que no movió un caballo el 3 de febrero de 1852 y dejó que el salvaje Urquiza atropellara los flancos, el centro y la retaguardia de mis ejércitos con su caballería entrerriana…?». «Digo que Don Ángel Pacheco, guerrero de la Independencia que juró ante mí y ante Manuelita dar su sangre por mí y por Manuelita, tenía por norma coleccionar tierras de unitarios…», recuerda enfurecido.

Esta hermosa pieza teatral que muestra la etapa de Juan Manuel de Rosas menos conocida e indaga sobre grandes temas como el poder, la trascendencia y la traición, es interpretada con excelencia por dos grandes actores argentinos como lo son Audivert y De la Serna. Podés disfrutar de esta obra de miércoles a domingos a las 20 horas en la sala Casacuberta del Teatro San Martín, Avenida Corrientes1530.