El seleccionado argentino de fútbol repitió, increíblemente de la misma forma, los errores que lo llevaron a perder la final de la Copa Mundial de la FIFA en Brasil en 2014 y la Copa América en Chile el año pasado.
Desperdiciar situaciones inmejorables para abrir el tanteador, cambiar el planteo estratégico en un momento decisivo como lo es esta instancia (aún cuando previamente diera resultados positivos) y ceder el total dominio del juego y del balón a un rival al que le calza perfecto el protagonismo, depender casi en exclusividad de lo que pueda surgir de los pies de Lionel Messi (de quien no caben dudas que es el mejor del mundo pero no puede relegarse todo a lo que pueda crear) y forzar la participación de jugadores que no se encuentran en su plenitud física son los factores principales por los que Argentina dejó pasar la tercera ocasión consecutiva, en casi dos años, de obtener un título. Por si fuera poco, hay que agregar un dato estadístico que indica que en tres finales no se anotó ningún gol (tampoco se recibió, es cierto).
Chile, en cambio, tiene en la actualidad la mejor generación de futbolistas que haya dado el país vecino, acompañado de un trabajo a largo plazo que inició aproximadamente una década atrás la contratación de Marcelo Bielsa en 2007, seguido de Claudio Borghi, Jorge Sampaoli y ahora Juan Antonio Pizzi… todos entrenadores argentinos con una misma idea de juego.
Por todo esto, la final de la Copa América Centenario disputada en el estadio MetLife en New Jersey se dio de manera similar a la jugada en Chile el año pasado, donde el equipo que dirige Gerardo Martino dejó de lado el dominio del balón para que los tiempos del partido los maneje el combinado trasandino y se quede con la copa a través de los penales. A favor de la idea del Tata, en el primer tiempo ejercer presión sobre la salida chilena sirvió para dejar en los pies de Gonzalo Higuaín la chance perfecta para poner el 1-0, pero nuevamente en el instante decisivo el delantero falló en la definición. Sí, igual que ante Alemania en Brasil. Increíble.
Cuando promediaba la primera etapa, el árbitro Heber Lopes expulsó a Marcelo Díaz tras dos faltas sobre Messi (esta segunda amarilla fue una decisión exagerada), pero Argentina no supo cómo aprovechar y desequilibrar. Para compensar, el encargado de impartir justicia expulsó injustamente a Marcos Rojo a los 42′ y todo volvió a la normalidad, es decir, que Chile tenga la pelota y las esperanzas de triunfo albiceleste se limiten a algún contragolpe aislado.
El segundo tiempo volvió a tener a La Roja como dominador del encuentro, aunque el cansancio y el estado físico comenzaron a pasar factura, lo que obligó a realizar algunos cambios en ambos bandos y, al llegar al tiempo suplementario sin goles, el control del partido pasó a tenerlo Argentina y Chile se limitó a intentar algún contragolpe, aunque se llegó a la definición por penales sin sobresaltos. Previamente, solo hubo un cabezazo de Eduardo Vargas (goleador del certamen) que detuvo Sergio Romero y un tiro de esquina que conectó el ingresado Sergio Agüero que salvó Claudio Bravo por sobre el horizontal.
Poco de ambos, gran actuación de Nicolás Otamendi y Javier Mascherano por el plantel nacional y, para destacar en el conjunto chileno, buen trabajo de la presión como método de recuperación (algo que también sabe ejecutar Argentina), el despliegue durante todo el partido y cómo lograron plasmar en el campo de juego las ideas futbolísticas.
La definición por penales
El primero en ejecutar desde los 12 pasos fue Arturo Vidal, que tapó Romero.
Luego llegó el turno de Messi, que pateó muy defectuoso y la tiró por arriba del travesaño.
Recién en el tercer disparo se abrió el score, cuando Nicolás Castillo metió su derechazo fuerte y arriba hacia el medio del arco. 1-0 para Chile.
Javier Mascherano puso pardas con su remate idéntico al de Castillo. Nada que hacer para Bravo. 1-1.
Charles Aranguiz volvió a poner a Chile arriba con un tiro esquinado en el que Romero no atinó a moverse. 2-1.
Sergio Agüero empató con un tiro potente y dirigido al rincón inferior izquierdo de Bravo, que no pudo llegar a detener pese a adivinar la intención. 2-2.
Jean Beausejour se hizo responsable de poner 3-2 el marcador con un zurdazo a colocar.
Por su parte, Lucas Biglia lanzó un tiro demasiado anunciado que Bravo detuvo sobre su derecha para dejar el título a solo un penal más de distancia, que Francisco Silva coronó con un lanzamiento a la derecha del arquero argentino. 4-2 y segunda Copa América consecutiva para Chile, que vuelve a dejar con sabor amargo a la Argentina aunque aún nunca la pudo vencer en tiempo reglamentario.
Tras los festejos de los dirigidos por Pizzi y la bronca y lamentos argentinos, llegó el tiempo de la entrega de premios, que tuvo a Claudio Bravo como mejor arquero, Eduardo Vargas como goleador y Alexis Sánchez como mejor jugador de la competencia.
Formaciones e incidencias
Argentina: Sergio Romero; Ramiro Funes Mori, Nicolás Otamendi, Gabriel Mercado, Marcos Rojo; Javier Mascherano, Lucas Biglia, Ever Banega, Ángel Di María, Lionel Messi; Gonzalo Higuaín. Director técnico: Gerardo Martino.
Chile: Claudio Bravo; Gonzalo Jara, Mauricio Isla, Gary Medel, Marcelo Díaz; Jean Beausejour, Charles Aranguiz, José Fuenzalida, Alexis Sánchez, Arturo Vidal; Eduardo Vargas. Entrenador: Juan Antonio Pizzi.
Expulsados: 28′ Marcelo Díaz (Chile) y 42′ Marcos Rojo (Argentina), ambos por juego brusco.
Árbitro: Heber Lopes (Brasil). Estadio: MetLife, New Jersey.