El sistema y el esquema

Nicolás Goldbart estrenó su segunda película después de haber hecho «Fase 7» en el año 2011. «El Sistema K.E.OP/S» estuvo dos semanas en cartelera, con el peso de «compartir» -aunque la palabra implicaría una distribución más equitativa- las salas con películas que monopolizan las pantallas del país, como en este caso fue «Doctor Strange in the Multiverse of Madness». Luego de estas dos semanas, no pudo sostener la permanencia y se espera su pronta incorporación al catálogo de Netflix para pensar en una nueva vida.

Aquello no le hace justicia a las virtudes de la película. Tampoco es justo decir que Nicolás Goldbart «hizo» su película en 2011 o que «hizo» esta nueva en 2022 como cité en el primer párrafo. La fecha de estreno es solo el primer encuentro con el público de un trabajo de años y esfuerzo por crear algo que luego no es acompañado por políticas que cuiden la distribución y la exhibición de nuestro cine para que llegue a su público.

Para retomar, la película trata sobre Fernando (Daniel Hendler), un actor que se ve envuelto en un esquema piramidal extremo que incluye ser espiado y hostigado constantemente. Por eso decide llamar a un director ¿amigo? llamado Sergio Israel (Alan Sabbagh) para pedir ayuda. Así se configura una buddy movie en la que este par intenta revertir la trampa en la que cayó Fernando.

La referencia a «The Big Lebowski» es notoria: tenemos a Fernando como un personaje muy «pancho» tirado en un sillón con una camisa hawaiana y un Sergio Israel con una pulsión violenta que todo quiere resolver a las trompadas y arrastra al protagonista a la acción y al riesgo. El elenco se completa con Rodrigo Noya, Violeta Urtizberea, Gastón Cocchiarale, Nicolás García Hume, Esteban Lamothe, Esteban Bigliardi y Martín Garabal.

Casi todo sucede en el barrio de Belgrano, con sus paisajes autóctonos de avenidas y galerías reconocibles. La comedia se favorece de la química entre los actores y no presenta gags exuberantes desde la puesta en escena sino que se concentra en el desarrollo de un clima construido por los personajes y su forma de afrontar cada desafío. El disparate es encontrar dos personajes de comedia filmados y montados con un tono más cercano a la acción o el thriller.

Así como en «Fase 7» Goldbart planteaba la distopía de una pandemia que hoy funciona como un chiste premonitorio, en esta ocasión toma la forma de un esquema Ponzi y es casi inevitable pensar en mandalas, telares, el caso de Generación Zoe y montones más que conforman un foco temático muy fértil para la ficción.

Sobre esto último, «El Sistema K.E.OP/S» marca un contrapunto dentro del repertorio temático actual de nuestro cine muchas veces ensimismado en el conflicto más de corte introspectivo o en la construcción de un «no espacio» o un «no tiempo», es decir, eludiendo sellos reconocibles que den un marco pronunciado a la situación.

Pronto la nueva película de Nicolás Goldbart tendrá una nueva vida en plataformas y se reiterarán los debates sobre el streaming en relación a la pantalla de cine en términos de mejor o peor experiencia. Pero sería interesante interiorizarnos en la particularidad del cine argentino, que parece ser expulsado de las salas y donde las plataformas tampoco representan una subsanación de ese mal en términos comerciales ni artísticos.