Debo confesar que cuando me dijeron que vaya a ver el show de tango de Mora Godoy en el Teatro Maipo este martes 11 de octubre pensé «¿Tango? ¿En serio voy a ir ver un show de tango?». Creí que era una forma de conocer algo nuevo, entonces me puse a pensar sobre cómo reaccionaría una persona de mi edad (aclaro que tengo 26 años) al ver un espectáculo distinto, cuando se está acostumbrado a escuchar rock e ir a festivales de música como el Lollapalooza, Personal Fest y tantos otros.
Crucé las puertas de este imponente teatro, ubicado como ya todos saben en la calle Esmeralda 443, y comencé a ver la gente que entraba. Creo que debo haber sido el único sub-30 que estaba en esa sala pero poco me importó, porque sabía que iba a ser algo distinto. Llegó el momento en el cual las luces se apagaron, fue el turno de la voz que anunciaba que teníamos prohibido sacar fotos con o sin flash, y que todos los celulares debían estar apagados durante el transcurso del espectáculo. De esta manera se daría comienzo al show que solo tendrá dos funciones más los días 18 y 25 de octubre.
La experiencia tango remix
La primera pieza es un baile netamente de baile de tango clásico, y quién mejor que Mora Godoy para arrancar con esa danza impresionante y perfectamente coordinada. Luego todos sus bailarines hacen su presentación en lo que también es un baile con perfecta coordinación y ningún error que, hasta para alguien como yo que los únicos pasos que conoce son por ir a «bailar» a los boliches, puede reconocer que son perfectos.
Luego de estas primeras piezas de tango, Mora y uno de sus bailarines interactúan con el público, rompiendo esa famosa barrera, y mediante una proyección muestran los clásicos emoticones del celular para crear un poco de clima de risas al hacer mención a dos grandes momentos en la carrera de Mora. Estos dos instantes son muy importantes en la carrera de esta enorme bailarina de tango, porque son dos en los cuales la mirada estuvo centrada en ella y en su bailarín. El primer momento es cuando batió el record Guinness al bailar a 60 metros de altura en un escenario suspendido en la punta del Obelisco. El otro es cuando bailó con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, en su visita a nuestro país. Antes de abrir la segunda parte del show dos integrantes del público suben al escenario para bailar un poco y, de esta manera, hacer la presentación para la segunda parte del show.
Es en esta etapa del espectáculo donde las piezas musicales van a tener ese toque de remix, que es lo que se deja leer en la marquesina exterior del Maipo. Es aquí donde mediante una computadora y un bandoneón Mora presenta a uno de los integrantes del grupo Bajofondo Tango Club, Martín Ferres, para realizar la música. Admito que esta es la parte que más me gustó del show, sobre todo porque ya conocía algo de Bajofondo, que está comandada por el popular Gustavo Santaolalla y porque los bailes en general me llamaron mucho más la atención. Es aquí donde se mezclan las melodías que salen del bandoneón de Ferres y los sonidos que se mezclan con ese remix electrónico.
Como conclusión debo admitir que lo que me preguntaba al principio se respondió a la perfección, fue una experiencia totalmente nueva y fructífera. Sobre todo para alguien que le gusta tanto la música como a mí, haber sido parte de algo tan espectacular como ver bailar a Mora Godoy, requiere que deba admitir que es algo que va a quedar en mi retina por siempre.
Algunos datos sobre Mora Godoy
Es bailarina, coreógrafa, directora y productora egresada como bailarina clásica del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Además, es creadora del multipremiado musical «Tanguera» y «Chantecler Tango».
Como mencioné antes, bailó con el Presidente de los Estados Unidos en su visita al país, lo hizo en forma exclusiva para The Rolling Stones y para la orquesta del maestro Daniel Barenboim desde la Argentina hacia el mundo.
Además, fue elegida por su trayectoria como miembro de la Academia Nacional del Tango y Personalidad destacada de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires. Desde el 2002 recorre el mundo con su propia compañia, ha proyectado el tango como símbolo indiscutido de la cultura argentina y es una figura multipremiada tanto en Argentina como en el exterior.