Desde este jueves 27 de febrero se puede ver en salas la película de animación que viene revolucionando la industria del cine desde hace meses. Me refiero a «Flow» («Straume» en letón, que significa corriente o torrente), en alusión a su protagonista, un expresivo gato negro, que es arrastrado por la corriente en lo que tal vez sea un apocalipsis mundial.
Este film dirigido por Gints Zilbalodis, sin diálogo alguno y completamente renderizado con el software Blender, tuvo su estreno mundial en la pasada edición del Festival Internacional de Cine de Cannes, en la sección Un Certain Regard. A partir de ese momento, ganó numerosos reconocimientos, entre ellos el de mejor película de animación en los European Film Awards, como así también los premios del Círculo de Críticos de New York, la Asociación de Críticos de Cine de Los Angeles, la National Board of Review, el Globo de Oro y, finalmente, dos nominaciones al Oscar (Mejor Película Internacional por Letonia y Mejor Película Animada).
Son muchas las interpretaciones que surgen de esta propuesta, dado el planteo contundente que Zilbalodis desarrolla a lo largo de sus 80 minutos.
Claramente, la especie animal sobrevivirá a la humana, o tal vez sea el reinicio de un ciclo de vida más puro, en el que, a la manera del Arca de Noé, otros 3 ejemplares de distintas especies (un lémur, un labrador, un capibara) se agrupan en un rudimentario bote para hacer frente a la adversidad de la naturaleza.
La solidaridad que sobreviene es lo que permite mantener a sus tripulantes a flote, venciendo todo tipo de obstáculos (la escena del rescate en un bote a punto de caer al vacío es más que elocuente). Las citas bíblicas se suceden en esta cinta, en la que la ballena toma un rol preponderante, ya que, por un lado rescata a nuestro protagonista y, por el otro, demuestra su continuidad de acuerdo a la escena post créditos que exhibe.
«Flow» es una mirada al destrozo ecológico que generó la especie humana (ausente del film, no por casualidad) en un ciclo vital que demostró su agotamiento. Quedará para los animales hacerse cargo de tal desatino y compartir desde su deseo y necesidad de supervivencia la expectativa de perdurar.