"It" es terror y magia

Quien haya leído la novela de Stephen King, y quien haya visto la versión de Tommy Lee Wallace de 1990, seguro esperó con ansias el estreno del «It» de Andy Muschietti, el argentino que sorprendió con su corto y largometraje «Mama» en el año 2013.
Este jueves 21 de septiembre se estrenó para el público argentino la producción y superó las expectativas que se habían generado, que ya eran altas.

Tratamiento minucioso de la infancia

Andy Muschietti cuenta que leyó la novela a los 14 años y que marcó en él la esencia de lo que es el fin de la infancia y el comienzo de la adultez. Sin duda alguna, la potencia central de la novela y la versión televisiva del 90′ es el referido a la construcción de personajes complejos, su crecimiento y los acontecimientos de la infancia que los acompañarán en la vida. El director argentino retoma este punto y lo vuelve a elaborar para dedicarse, en esta entrega, a contarnos en detalle la historia de los niños del «Club de los Perdedores».
Bill (Jaeden Lieberher), Stan (Wyatt Oleff), Ben (Jeremy Ray Taylor), Beverly (Sophia Lillis), Richie (Finn Wolfhard), Eddie (Jack Dylan Grazer) y Mike (Chosen Jacobs) conforman el grupo de amigos que se crea en el verano en el pueblo de Derry, en Maine. Estos niños presentan personalidades e historias familiares absolutamente distintas pero comparten como factor común el adolecer.
Asimismo, el director de esta versión incorpora contenidos y tratamientos de violencia a niveles muy fuertes y se mete en terrenos escabrosos como, por ejemplo, el abuso infantil. Todo llevado a cabo de una forma impecable que revuelve entrañas sin excederse en los límites del morbo ni tampoco caer en la frivolidad.

Un canto a la amistad

Equilibrar estos duros momentos con el humor y la ternura fue un trabajo perfectamente orquestado que nos mete en una montaña rusa de sensaciones y en la magia y el misterio de la infancia, llena de risas, angustias, ternuras y terror. Porque, además, estos niños son atormentados por un ente sobrenatural que toma la forma del payaso Pennywise (Bill Skarsgård) y los persigue con sus más profundos temores para alimentarse de sus miedos.
«It» logra la efectividad de meternos en cada uno de los personajes y conocerlos bien. Trabajo arduo y conflictivo para la miniserie de 1990 que, con idas y vueltas constantes del pasado al presente de forma desequilibrada, perdía la frescura que sí logra Muschietti.
Adorables, estos chicos transitan el mundo de la infancia y la transición del crecimiento con un tratamiento muy sincero de la iniciación de la sexualidad, la exploración del cuerpo propio y el descubrimiento del cuerpo ajeno. Y una serie de elementos de la relación entre ellos, de aceptación de las diversidades e incondicionalidad que transforman la película en un canto a la amistad.

Prepara el terreno

Algo que pretendía ser una sorpresa que se detonaba al final de la película tardó nada de tiempo en propagarse, y este es el dato de que este film es la primera parte de la historia y que el próximo año esperamos la segunda entrega.
Andy Muschietti repite el comentario sobre los problemas de la miniserie del 90 en cuanto al tratamiento temporal, encuentra la forma de ordenar el relato y decide separar la historia de la niñez de la adultez. Además, el director se tomó el trabajo de dividir este relato en dos partes para primero zambullirnos en el clima maravilloso de este verano de la niñez y entregarnos a estos personajes puros para conocerlos en profundidad y, luego, ir al terreno de estos chicos crecidos, adultos, en el momento de su vida en el que deben volver a Maine para cumplir con una promesa.
Asimismo, el director explica que en esta segunda entrega habrá tratamiento temporal de flashbacks hacia la niñez, pero que serán retrocesos claves y totalmente funcionales. Porque hay algo en ese pasado que deben enfrentar y descifrar para poder enfrentar a la entidad diabólica. Quiere también ser igual, o más cuidadoso, con el guión del segundo capítulo y en la elección de los intérpretes.

¿Es de terror o no es de terror?

En el marco del éxito de esta película que emana magia ochentosa y el furor que la llevó en tan poco tiempo a ser la película de terror más taquillera de la historia, surgió una tendencia a cuestionar si la película realmente es una del género terror. Sobre estas preguntas se despliegan debates eternos y cíclicos que no suelen llegar nunca a ningún lado.
Andrés Muschietti es un adorador del género de terror y esta película tiene todos los elementos para ser catalogada como tal. Ahora bien, lo que tiene a todos boyando es la decisión del director de trabajar algo más complejo que el género puro y, por lo tanto, tratar casi con la misma intensidad una gran variedad de temas aparte de lo sobrenatural.
A mi parecer, la mezcla de sensaciones y el despliegue de sensaciones más complejas elevan el nivel del género puro que la mayoría de las veces se torna simplista y lo único que nos deja al salir de la sala es una serie de sobresaltos sinsentido y palpitaciones aceleradas pero carentes de contenido.

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