Ampulosa puesta sci-fi distópica

Luego de 6 años de haber cosechado cuatro Premios Oscars -incluyendo película, director y película internacional- además, claro está, la Palma de Oro del Festival Internacional de Cine de Cannes, el director coreano Bong Joon-ho regresa con «Mickey 17» de la mano de Warner Bros. y con presupuesto más que generoso para recrear una historia ambientada en un futuro distópico en la que un ciudadano “descartable” se emplea a los fines de ser asesinado y duplicado hasta el infinito, sirviendo de conejillo de indias de los planes expansionistas de un político empeñado en la conquista de nuevos territorios.

Mickey Barnes, tal el nombre del protagonista, encarnado por un ajustado Robert Pattinson, y quien hasta se da el lujo de involucrarse románticamente, se somete a ser un explotado con número (es el dígito lo que importa más que la persona) y cuyo futuro es totalmente prescindible.

El realizador nos tiene acostumbrados a sus metáforas filosas y sus denuncias sociales, aquí tal vez, en tono más excesivo, más subrayado, y con una carencia de sutilezas que, sin dudas, hubieran elevado el nivel de la propuesta.

Mark Ruffalo hace gala de todo su histrionismo en la interpretación de un villano trumpiano-muskense con labios inflados a la ocasión, acompañado de su cínica consorte Toni Collette, en un registro más atenuado y, por lo tanto, más apreciable.

La despersonalización, objetivo de las nuevas derechas que pretenden ostentar el control mundial, surge como un foco de reflexión a la hora de estructurar este relato con toques de humor y melancolía.

El film está basado en la novela de Edward Aston, «Mickey 7» que, tal vez por ambición desmedida de su director, necesitó elevar diez veces el número de la propuesta.

Deja una respuesta