Australia oficializó su nueva política de inmigración. El primer ministro, Kevin Rudd, días atrás anunció que los refugiados, balseros y demás migrantes serán trasladados a Papúa Nueva Guinea, país del norte de Oceanía donde tramitarán los correspondientes papeles para ser admitidos y así establecerse, no en Australia, sino en el Estado Independiente de Papúa Nueva Guinea. Y ya debutó: un grupo de aproximadamente 40 personas (en su mayoría provenientes de Irán y Afganistán) fueron enviados al archipiélago.
Vale recordar que el año pasado la apertura de un centro para inmigrantes en la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea, despertó el repudio internacional donde, incluso la Organización de las Naciones Unidas (ONU) manifestó que el establecimiento no reunía los requisitos para encontrarse en funcionamiento por lo que, finalmente, Australia debió reducir la asistencia en dicho lugar solo a hombres solteros.