Bisherop, el desafío constante

Rodrigo Makluff es Bisherop. A los 15 años empezó a componer en un mundo bien ligado al trap y al rap, pero con muchas aristas de diferentes géneros, producto de su educación musical familiar y académica.

En este 2020, con 22 años, lanza su nuevo sencillo “Le tems file”, una oscura pieza rapeada, una base casi jazzera y un delicado estribillo con voz femenina que desgarra.

Ese toque estilístico el cantante se lo otorga a lo que escucha en su vida cotidiana mientras “sobrevive a la tortura laboral con tareas reiterativas en una empresa de sistemas”. Así se encontró con un álbum de jazz japonés de los años 70′. “Escuché todo el álbum y me topé con unos pasajes de trompeta asordinada que me volaron la cabeza. Inmediatamente lo descargué y me puse a hacer un beat”.

Así empezó a nacer “Le tems file”

«Primero hice un trap con un pasajito de trompeta, lo escuché como media hora y me dije ‘nah, perro, toy flashando’. Ahí me puse a hacer otro completamente nuevo y nació ‘Le Tems File’ en un intento de hacer un boom bap bien tirado para atrás, lento, con esa sensación cíclica que tiene el tiempo. Para la letra no sabría explicarlo con exactitud: cuando tengo que escribir, si el instrumental ya me está gritando un concepto simplemente me siento y empiezo a vomitar sobre el papel todo lo que pueda. Después de eso, empieza un proceso de curación de la letra en el que intento expresar un sentimiento antes que nada, donde la lírica es funcional a la intención del tema, y no viceversa.

Cuando tuve en mis manos la letra, llamé inmediatamente a Adriana Huaro (corista y también mi prima) y le ofrecí participar en la obra, a lo que encantada me dijo que sí. A los dos días lo estábamos grabando. Más tarde, lo que se me complicó fue estar contento con el proceso de mezcla, ya que tenía que acomodar todo en su lugar para expresar lo mejor que podía eso de que ‘tengo hambre y el tiempo se termina’. Después de dos meses de producción, terminé con ‘Le Tems File’ en las manos, conforme con el resultado.»

Además, en las plataformas digitales se puede disfrutar de la versión en reversa de la canción, titulada claramente “Elif Smet El”. “Fue algo completamente accidental pero muy provechoso”, reconoce Bisherop, quien nos complementa que, a partir de eso, llegaron a la idea junto a los realizadores del video, Alta Frecuencia, de hacer una escena completamente en reversa y después en edición flipearla nuevamente. “Pero para eso yo debía aprenderme el tema al revés” (risas). “Ese mismo día di vuelta la canción y cuando la escuché no lo podía creer, porque me gustaba más que la original. Después de tanto laburo, me gustaba más una versión accidental. Empecé a escucharla todos los días, a mi círculo de oyentes casuales directamente les mostraba la versión en reversa y no les decía que estaba dada vuelta, y esperaba la reacción. Realmente me gusta mucho ‘Elif Smet El’”.

¿Cómo se generó una influencia amplia de géneros para volcar en canciones?

«Desde chico, por suerte, fui bombardeado con música sin parar, tuve la dicha de tener una familia extensa, súper variada en costumbres y en situaciones completamente diferentes. Mi abuelo era guitarrista, tocaba con Oscar Alemán. Mi viejo era medio tosco con la viola pero realmente él fue quien me mostró el primer instrumento que vi en mi vida y me presentó a grupos como Los Fabulosos Cadillacs, Sandro y muchos más.

Por otra parte, mi madre en casa escuchaba a Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Sui Generis, Chayanne, Marco Antonio Solís. Y luego tenía a mi tío materno escuchando Donnie Hathaway, Roy Ayers, The Gap Band, Earth Wind & Fire. A los 8 años entré en una orquesta escuela donde me fui familiarizando con la música académica tocando percusión. Al mismo tiempo, iba a una primaria pública en Mataderos donde se escuchaba música popular. Era imposible que no me empape de todo eso aunque sea de forma pasiva. A los 13 años me fui abriendo al resto de mi familia, para encontrarme con que todo el mundo tocaba música o estaba de alguna u otra forma relacionado con la música: un tío guitarrista y profesor en el conservatorio; otro tío cantante de tango, baladas y boleros; un primo trompetista de la hostia; y la clave de todo esto: un primo rapero. Una sola persona en mi familia escuchaba rap. Un día fui a su casa y en su cuarto tenía una cotorra, estaba escuchando el disco ‘Restless’ de Xzibit, la cotorra bailaba al ritmo de la música. Nunca voy a poder sacarme eso de la cabeza (risas), ese día me fui con los ojos iluminados.»

Al poco tiempo de comenzar con sus canciones, junto a su amigo y colega Kennedy, formaron su propio sello: Not Very Funny, para poder publicar toda su música. “Lo hice sin saber lo que estaba haciendo y lo que conllevaba”, reconoce. “Necesitaba un lugar donde poder subir mi música y hacerlo a mi manera, que nadie me hinche las pelotas y poder manejar las cosas como yo quisiera, y si lo compartía con alguien, quería que sea alguien que comparta mis valores y mi visión de la vida, de la música, y del mundo que nos rodea”.

Allí encontró como un referente en ese momento a Dr. Dre: “Por más que tenía otra historia, ¡otro presupuesto! Otro desarrollo artístico, hizo lo suyo desde cero y fue puro. Yo quería eso, pureza y transparencia, propiedad”. Entonces empezaron ambos a conformar un grupo con amigos y hermanos colegas, como Farwell, Genezsi, Lucky LS o Mueka. “Somos todos amigos, acá entran todos pero no entra nadie”, advierte y explica: “El sello es una familia y para entrar a un círculo cerrado lleva tiempo, así como formar una relación como cualquier otra. Es una relación de muchos años, la mayoría fuimos compañeros de secundaria, y ya en ese tiempo, éramos NVF, solamente crecimos”.

¿Qué te gustaría que suceda con tu música?

«Que sea. Que sea ella, que sea yo. Más que nada, quiero ver hasta dónde puedo desarrollarme musicalmente. Me gusta mucho desafiarme y por bien o por mal, soy muy autoexigente. Mejor todavía si puedo ayudar a alguien con mi música, si puedo representar a alguien. Creo que no hay nada mejor que un oyente se sienta representado por una obra mía. Realmente agradezco mucho cada play que se le da a mis canciones, porque cada play es una oportunidad de conectar con un oyente y darle una parte de mí.»