Cuando aparece una producción original de Netflix es como si apareciera una señal de peligro o, al menos, de precaución. Más aún si viene con una aclaración, la cual reza: «Esta película no tiene diálogos».
Así se presenta “Monster” del malayo Rako Prijanto, En 5 minutos tenemos a dos amigos (un niño y una niña) secuestrados por un hombre, quien los mete en el baúl de un auto y se los lleva a una casa en el medio de la nada. Primero saca a uno de ellos y lo encierra en una habitación, como la otra niña logra salir, a partir de ese momento comienza a vivir una serie de peripecias para poder liberar a su amigo y escapar del depredador que los mantiene cautivos.
La idea de prescindir de diálogos evidencia su debilidad desde ese concepto primario, es casi como un juego infantil que se resume en «el que habla, pierde». Solo hay un grito de la niña cuando al inicio pierde de vista a su amiguito, el cual ya está reducido por el delincuente. Después solo hay encuentros entre los personajes sin hablarse, sin gritarse, sin amenazarse y sin dirigirse la palabra, incluso tratándose de extraños en una situación extraordinaria. El gimmick raspa el suelo, no levanta nunca algo de vuelo y el fracaso de la idea se redobla por una idea simple ejecutada de la manera más llana: dos personajes atrapados que intentan escapar de un lugar enorme que desconocen y que tiene algunos trucos escondidos.
La película es autoconsciente de su debilidad por la ausencia diálogos, porque cubre cada uno de esos momentos con un riff de guitarra completamente anticlimático, además, para una historia de terror. Previsible en su andar narrativo y tibio en la representación de violencia, «Monster» es otra prueba más de la bajada de línea estilística que les provee Netflix a todos sus productos pensados desde cero.
«Monster» fue dirigida Rako Prijanto, contó con las actuaciones de Marsha Titmothy, Alex Abbad, Anantya Kirana y Sultan Hamonagan y puede verse en Netflix.