El mundo se puso raro

A un año de las elecciones y sin que se definan las internas, se sigue pudriendo lindo de los dos lados de la vereda.

Noticias de la Gorra

Sigue fuerte la «picanteada» entre la familia Kirchner y el presidente Alberto Fernández. Máximo, el hijo de la vicepresidenta y capanga de La Cámpora, salió a cuestionar las intenciones del Presidente de presentarse a las PASO, a quien catalogó como un “aventurero” por mandarse en una cruzada sin apoyo popular.

Después de la «ñapi» al hígado, Cristina le aplicó un cortito a la mandíbula a Alberto cuando, en un discurso en la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) prometió: «Voy a hacer lo que tenga que hacer para que el pueblo recupere la alegría». Señora, está gobernando hace 3 años, por qué no aprovecha y empieza.

El mandatario no se quedó callado ante esta ofensiva opositora dentro del oficialismo y apuntó diciendo que “cuando un compañero empieza a hablar mal de otro compañero se está alejando del peronismo”. Alberto, hay que ser un poquito más picante, hasta De la Rúa tenía más chispa.

Eso sí, después de esa sutil parada de carro, Alberto Fernández deslizó una nueva «bolufrase»: “Tengo la tranquilidad de la tarea cumplida”. Bueno, si su tarea era no hacer una goma cumplió con creces.

El que no se quedó callado ante la ofensiva de Máximo y Cristina fue el ministro de Seguridad Bonaerense, Aníbal Fernández, que salió a bancar al Presidente y le reclamó a Máximo que “es el único que se las sabe todas, y nosotros somos unos boludos”, también le pegó a La Cámpora diciendo que “hace rato que no participan en la gestión”. Lo de boludos no se lo vamos a negar, y la verdad que para no participar en la gestión tienen mucha presencia.

Por su parte, Cristina sigue enfocada en lo que a ella más la interesa: cuidarse el culo y victimizarse. Ahora sacó un comunicado leído por la periodista Julia Mengolini en el que volvió al ataque contra el Poder Judicial por encubrir su intento de asesinato. Se ve que ya se avivó que cuando ella habla hay gran cantidad de gente que quiere revolear a la mierda la tele.

Pero bueno, como todos estos pormenores del país son minucias, Alberto Fernández se rajó a Francia y a Indonesia para ver si consigue unos dólares y, de paso, trata de estar una semana sin que le rompan las pelotas acá.

En otro orden de temas, llega fin de año y comienza la temporada de incendios en los edificios del Estado. En esta ocasión le tocó el turno al Ministerio de Economía, porque cuando hay evidencia de cagadas el fuego es el mejor amigo.

Cuando vio las llamas, el ministro Sergio Massa parece que leyó entre líneas y está viendo con buenos ojos la propuesta que le hicieron para que se vaya a presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Es un negoción pasar de pedir guita a prestarla.

La inflación sigue volando y Massa sacó de la manga una idea jamás vista, que seguro revolucionará al mundo y solucionará todos los problemas: se viene el programa de Precios Justos, algo superador y que nada tiene que ver con el fracaso de Precios Cuidados, en el que se buscaba fijar precios. Ahora con Precios Justos lo que se busca es fijar precios.

Ojo que, del otro lado de la vereda, en el PRO, el puterío también sigue a toda marcha: en la semana se reunieron Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, pero no hubo foto porque Horacio se fue rápido a la mierda. En teoría, fumaron la pipa de la paz, pero al toque salió Cristian Ritondo a decir que «hoy los candidatos a presidente son Bullrich, Vidal y Larreta». Es decir que tenemos un futuro muy prometedor en la Argentina.

Finalmente, el Gobierno detectó que más de 250 mil beneficiarios de planes sociales compraron dólares y declararon Bienes Personales. La pregunta es qué tan boludos son que les dan planes sociales a cualquier pelotudo. ¿O ahora los usan de excusa para sacar planes sin que la clase media los mate?