La coleccionista de huesos

En el marco de la Competencia Latinoamericana del 37° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata se proyectó “Huesera”, ópera prima de Michelle Garza Cervera. Se trata de una coproducción entre México y Perú que aborda la maternidad, pero desde un pliegue terrorífico.

La historia comienza con una escena de sexo que tiene la impronta de un trámite, el claro objetivo es el de concebir. Con la confirmación del embarazo para Valeria llega la felicidad de la noticia pero, paralelamente, parece abrirse un umbral hacia algo paranormal.

“Surge de la necesidad de hablar de un tema tabú tanto en mi familia como en nuestra sociedad. Está inspirada en dar luz a esas emociones que muchas mujeres experimental hacia la maternidad, pero que son generalmente silenciadas”, dice Garza Cervera, y es cierto que esta historia parte de una alteración física y emocional que forma parte de este mundo femenino que fue históricamente romantizado. Solo alcanza con rascar la superficie para encontrar historias a nuestro alrededor sobre el miedo y el dolor que acompañan un embarazo y puerperio, sin embargo, la representación audiovisual de esto escaseaba hasta hace no mucho.

Hoy encontramos cada vez más títulos que quieren pensar en esto y “Huesera” hace un aporte notable. Sobre el sonido del tronar de los huesos se erige la forma de la película, a través de él da cuenta del nerviosismo, la contractura incómoda y, a su vez, lo usa como leit motiv de la presencia que persigue a Valeria, una figura torcida y sin rostro que se le acerca cada vez más.

Una lectura apresurada como habilitan los festivales permite capturar solo algunas ideas: la precisión en la construcción del terror y también del susto (como cosas complementarias) y lo logrado de un guion que articula fantasía y drama con una carga simbólica contundente. Pero, sin dudas, el tiempo va a ofrecer más lecturas posibles.