La guerra más ridícula

La figura del infame Adolf Hitler pasó una y mil veces por la pantalla grande (desde documentales hasta ficciones) y en la mayoría de los filmes se intentó poner en ridículo sus ideas y su accionar. En algunas ocasiones con la intención de mostrarse «objetivos» como en «La Caída» («Der Untergang», 2004), en este caso «Jojo Rabbit», película escrita y dirigida por Taika Waititi, expone sin disimular la ridiculez del nazismo y la guerra, más cerca de «El Gran Dictador» («The Great Dictator», 1940) de Charles Chaplin.

En una Alemania que atraviesa su época más oscura, conocemos a Johannes Betzler, un pequeño de 10 años fanático del movimiento nacional socialista que tiene, ni más ni menos, que a Hitler como amigo imaginario.

Influenciado permanentemente por el Führer, Johannes («Jojo» para sus amigos) intenta por todos los medios convertirse en el nazi ideal y llegar a trabajar de seguridad personal del líder germano. Y en esos primeros minutos en su empresa radican los momentos de comedia. Pero quedan ahí.

Luego de sufrir un imprevisto, Jojo se recluye en su casa y descubre que hay una niña judía viviendo detrás de las paredes, que nos recuerda innegablemente a Anna Frank. Allí comienza la verdadera historia de «Jojo Rabbit», en la que la exposición del tan ridículo como peligroso pensamiento nazi comienza a contraponerse con la empatía, el amor y la solidaridad. Todo encarnado para su claridad por la madre de Jojo, interpretada por Scarlett Johansson («Lucy» y «Marriage Story», entre tantos roles).

En el medio, los personajes caricaturescos de Sam Rockwell («Three Billboards outside Ebbing, Missouri»), Rebel Wilson («Pitch Perfect») y Alfie Allen («Game of Thrones), entre otros, ponen su toque de humor sin opacar el mensaje real del patetismo del conflicto bélico e ideológico.

Así, lo que comienza como un juego de niños, literalmente, refleja la gravedad de naturalizar ciertos pensamientos y muestra que cualquier gesto contra nuestras prójimas y prójimos nos aleja de la humanidad y madurez que el protagonista contradictoriamente transita.

De esta manera, «Jojo Rabbit» sigue los pasos de «Mira quién volvió» («Er ist wieder da», 2015), película que expone la teoría comunicacional de la espiral de silencio -de la alemana Elisabeth Noelle-Neumann- que subsiste en ciertos sectores de la sociedad.

«Combatirse a sí mismo es la guerra más difícil, vencerse a sí mismo es la victoria más bella», manifestó Friedrich von Logau. Esa es la verdadera batalla.

https://www.youtube.com/watch?v=9LMCzMHq9aE