La hora de la verdad

La selección argentina de básquetbol logró el triunfo necesario para clasificar a los cuartos de final y mostró la mejor cara hasta ahora en el torneo olímpico frente al rival más débil. Ahora espera la poderosa Australia para intentar llegar a la zona de medallas.

Los nervios estaban instalados, más que nada por las dudas de los dos primeros partidos, pero si algo tiene como característica el equipo argentino es dar la cara en los momentos límites. Así empezó con claridad, buena efectividad desde la línea de tres puntos y un orden que tanto añorábamos.

El comienzo también mostró una defensa un tanto relajada, a tal punto que se pudo escuchar en un tiempo muerto cómo el entrenador Sergio Hernández se quejaba al grito de “parece que estamos en un Juego de las Estrellas” (exhibición que lo que menos ofrece es sacrificio defensivo). Así y todo, se destacó la marca de Marcos D’Elía sobre la figura rival, el NBA Hachimura, a quien neutralizó desde el comienzo para no dejarlo jugar. Esa fue una de las claves del dominio argentino, que en los juegos anteriores no había podido hacerle frente a las estrellas rivales. Nuestro pívot, además, completó un gran cotejo en ataque, especialmente en el primer cuarto, redondeando una gran performance que no veíamos desde su gran mundial en China 2019.

Los tiros detrás de la línea de 6,75 metros, el punto más débil de Argentina en el comienzo del torneo, fueron fundamentales para lograr la diferencia final de 20 puntos. Facundo Campazzo (5/9) con tiros desde la esquina como lo vimos últimamente en Denver y Luis Scola (5/8) lograron efectividad y cantidad que tanto necesitábamos y necesitaremos en lo que reste del certamen. Gabriel Deck apoyó con sus penetraciones y, de a poco, parece ponerse más a tono con su nivel.

Salvo un bache entre el final del segundo cuarto y el comienzo del tercero, el equipo nacional manejó el partido a su antojo y siempre dominó a un rival débil, muy diferente a los anteriores. Con autoridad, buen juego, orden, más efectividad de tres puntos y una defensa por momentos agresiva, Argentina hizo lo que tenía que hacer. Ganó por 20 y mostró una buena imagen de cara a lo que serán los cuartos de final.

Dónde estará la lucha ante Australia

Todas esas características son las que necesitará elevar a un nivel bien alto para llevarse el partido que se viene. Más que nada, tendrá mucho por mejorar aún en defensa, debiendo neutralizar al base tirador Patrick Mills, explosivo y que si se lo deja crecer puede hacernos mucho daño con sus rachas goleadoras. Joe Ingles es otro al que no hay que dejar controlar el juego con su inteligencia y lectura de juego. Ahí están las claves en cuanto a la lucha cerebral para manejar el partido, con otra figura como Matthew Dellavedova, muy fuerte en defensa que intentará quitarle orden a Campazzo.

La otra contienda clave, durísima siempre para Argentina, estará debajo de los tableros. Un alivio es la ausencia del gigante Aron Baynes, determinante por su poderío físico, pero hay que prestar mucha atención a dos buenos jugadores como Jock Landale y Nick Kay.

Pese a que en el cara o ceca entre Australia y Francia tocó el rival que veíamos con mejores ojos, hay que tener en cuenta que los oceánicos vienen invictos, ganando sus tres partidos con claridad y tienen un plantel de alta calidad basquetbolística que es de los mejores del mundo desde hace ya muchos años.

Pero es solo un partido el que nos separa de la zona de medallas. Se puede ganar, sin ninguna duda. Será muy duro, Argentina tendrá que estar un gran nivel, muy lejano al que mostró hasta ahora, pero muy posible por todo lo que le vimos hacer en los últimos tiempos. Llegó la hora de la verdad.