La vejación

Las películas de moda raramente superan un tiempo límite y perecen, así, en el recuerdo de un garaje abandonado alojado en algún rincón mental. Entre el miedo a perderse «la película de la que hablan todos» y la necesidad de analizar por demás hay un valle desolador al que pocos acuden. «Todo en todas partes al mismo tiempo» de Dan Kwan y Daniel Scheinert (dúo responsable de «Swiss Army Man») es calculadora: manipula cada mosaico para generar un efecto efímero entre la sorpresa y el ingenio, en la primera columna están los giros para entrecruzar géneros que se expanden desde el drama familiar hasta la fantasía metafísica y, en la segunda, aparece esta palabra, también, muy pronunciada durante estos tiempos: multiverso.

El concepto de multiverso tiene una raíz actual ubicada en los superhéroes (por supuesto, no fue inventada por ellos) y desde ahí se propagó, incluso, con un alcance hacia un cine menos masivo, al punto que «Todo en todas partes al mismo tiempo» pertenece a la productora/distribuidora A24. Caracterizada por intentar que el fuego de un cine dirigido a un público adulto no se apague en las salas, precisamente ocupadas en mayor medida por ofertas destinadas a un público infantil, adolescente y, también, adultos que no crecieron. Es allí, en esa intersección entre el mecanismo narrativo de los superhéroes y la línea editorial de A24, que resulta llamativo la existencia de un producto tan artero como «Todo en todas partes…».

La película de «Los Daniel» no es una de una superheroína, simplemente, porque el personaje de Michelle Yeoh no tiene un nombre del tipo «Everywhere Woman» o algo por estilo, todo lo que le sucede a su personaje está construido a imagen y semejanza de cualquier personaje de Marvel o DC. Las similitudes están desde las cualidades físicas hasta en el molde de lo políticamente correcto, que se reduce llanamente a no molestar a nadie.

El multiverso es una suerte de «know how», también, porque los que traen bajo el brazo este concepto son los hermanos Russo, gestores de las últimas «Avengers», el sumun de un género agotado por ellos mismos, aunque revivido por esta idea de entrecruzamientos espacios temporales y versiones diferentes de personajes y sus devenires.

Ahora, ¿qué es lo que sucede en «Todo al mismo tiempo…»? ¿Por qué deslumbra? Podría esbozarse que la presencia de Michelle Yeoh (referente innegable del cine de acción asiático) es una posibilidad, pero no. La sorpresa de una historia que se desdobla, que no avanza para adelante sino que se expande para los costados tendría un asidero en el factor sorpresa, sumado a esta división transparente con el prólogo y los tres títulos que le dan un baño de chocolate gratis a la idea de «prestigio».

Los primeros 20 minutos de comedia costumbrista, no muy diferente a las tiras diarias de Pol-Ka circa 1997, preparan una tierra sobre la que puede posarse firmemente la ridiculez por venir. En este prólogo sabemos que hay una familia de inmigrantes chinos, en una lucha por mantener las puertas abiertas de una lavandería con el riesgo latente de una incautación. El fibrón de la diversidad atraviesa la pantalla cuando nos pegan una cachetada sobre cómo son los vínculos hoy. En una idea de legitimidad que Hollywood le otorga, cuando hasta hace unos pocos años ni una familia china ni tampoco una pareja homosexual hubiera sido retratada en una producción de esta envergadura.

El intento de construcción meta -en el momento que Michelle Yeoh se encuentra consigo misma- se desvanece al desnudar el chiste, al cual solo le faltaron flechas de colores apuntando a la actriz. El ritmo canchero de un montaje irritante, que confunde vértigo crónico con movimiento y progresión, tiene un encuentro carnal con el comentario paralelo constante que oficia de una explicación para todo sin que exista un mínimo de reposo.

El espectador no puede pensar, no puede mirar y unir dos puntos narrativos a la vez, así piensan los productores y directores de esta película de atuendo ingenioso, pero de interior vejado varias veces al mismo tiempo y en todo momento.

«Todo en todas partes al mismo tiempo» de Daniel Kwan y Daniel Scheinert cuenta con las actuaciones de Michelle Yeoh, Jenny Slate, Jamie Lee Curtis, Talllie Medel y Stephanie Hsu.