Los hermanos sean unidos

Hace unos pocos días se estrenó en cines una nueva reversión de las Tortugas Ninja, luego de la fallida incursión anabólica en live action comandada por Michael Bay (también responsable de otra franquicia con idéntica fórmula y resultados como «Transformers»). Jeff Rowe y Kyler Spears dirigen «Teenage Mutant Ninja Turtles: Mutant Mayhem», el primero de ellos responsable de la escritura y dirección de la nominada al Oscar «The Mitchells vs The Machines».

En esta oportunidad, la historia de los hermanos mutantes creados por Peter Laird y Kevin Eastman cuenta con el guion y producción de la dupla conformada por Seth Rogen y Evan Goldberg (mejores amigos -vale citar «Superbad»- y socios en la tarea de llevar a la pantalla adaptaciones de cómics como «Invincible» y «The Boys», ambas en Amazon Prime Video).

Nickelodeon puso a disposición de ambos el reboot animado, que cuenta con las jóvenes voces protagónicas de Micah Abbey (Donatello), Shamon Brown Jr. (Michelangelo), Nicolas Cantu (Leonardo) y Brady Noon (Raphael), además de Ayo Edebiri (conocida por «The Bear», para interpretar a April O’Neil) y Jackie Chan (acertada decisión para ser el maestro Splinter). Entre el reparto también se puede destacar a John Cena y el propio Seth Rogen (Rocksteady y Bebop, respecivamente), Post Malone (Ray Fillet), Rose Byrne (Leatherhead), Natasia Demetriou (Wingnut), Maya Rudolph (Cynthia Utrom), Paul Rudd (Mondo Gecko), Ice Cube (Superfly) y Giancarlo Esposito (Baxter Stockman).

Al respecto del relanzamiento de estas tortugas adolescentes criadas por una rata, también mutante, la película repasa una vez más (cita «obligada» como en todas las versiones de Batman) cómo se convirtieron en vigilantes (de igual manera que el Caballero Nocturno) y protectores de New York, y cómo desean salir a la superficie (literalmente) y ser parte de la sociedad a la que protegen. Es en este último punto donde «TMNT: Mutant Mayhem» destaca, porque logra reflejar la particular aflicción de nuestros héroes y la etapa que transitan en sus vidas. Por supuesto, con el humor característico y las remarcadas personalidades de cada uno de ellos, acá en sus primeros pasos como héroes.

Por si no fuera suficiente con el contar una buena historia, a priori sin pretensiones más que pasar un buen rato y volver a disfrutar de un éxito nacido en 1984 en las viñetas y expandido solo tres años después, la animación se abre camino para una futura nominación en el rubro en los próximos Oscars, y la diversión (con sobradas referencias cinéfilas) supera ampliamente a dicho recurso tecnológico, lo que termina por regalarnos poco más de una hora y media de entretenimiento con la puerta (o la alcantarilla) abierta para nuevas entregas a partir de este punto de largada. ¡Cowabunga!