En esta oportunidad, se unieron algunos profesionales de nuestra red para reflexionar sobre un tema importante.
La licenciada en Psicología Melanie Marianela Gentil Mateos (MP 5.326) se expresa sobre la gestión de las emociones y estilos parentales en la infancia.
«¿Cómo influyen los estilos parentales en el desarrollo de las habilidades de gestión emocional en los niños? Los estilos parentales desempeñan un papel fundamental en la formación de las habilidades de gestión emocional en la infancia. Investigaciones demostraron que diferentes estilos parentales, como el autoritario, el permisivo y el democrático, tienen efectos distintos en el desarrollo emocional de los niños.
Por ejemplo, un estilo parental autoritario, caracterizado por altos niveles de control y baja expresión emocional, puede llevar a que los niños repriman sus emociones o las expresen de forma inadecuada. Lo que puede resultar en dificultades para comprender y regular sus propias emociones. En contraste, un estilo parental democrático, que fomenta la comunicación abierta, el apoyo emocional y la resolución de problemas conjunta, promueve un ambiente en el que los niños se sienten seguros para explorar y expresar sus emociones de manera saludable.
Además, la forma en que los padres manejan sus propias emociones también influye en el desarrollo emocional de sus hijos. Los niños tienden a imitar el comportamiento de sus padres, por lo que, si estos muestran una habilidad efectiva para manejar sus propias emociones, es más probable que los niños adquieran esas mismas habilidades.»
¿Qué es la gestión de las emociones?
«La gestión de las emociones es un proceso psicológico fundamental que implica la capacidad de reconocer, comprender y regular nuestras propias emociones. Así como las de los demás, de una manera adaptativa y saludable. Desde la perspectiva de la psicología, la gestión de las emociones es un componente esencial del bienestar emocional y la salud mental.
Este proceso implica una serie de habilidades y estrategias que nos permiten manejar adecuadamente nuestras emociones en diversas situaciones. Esto incluye la capacidad de identificar y etiquetar nuestras emociones, comprender las causas subyacentes de las mismas y desarrollar formas efectivas de regularlas y expresarlas de manera apropiada.»
Por su parte, la mentora de transformación, guía y canalizadora Mariana Poyo, asegura lo siguiente.
«¿Qué es la gestión emocional? Por años, décadas, nos explicaron e invitaron a gestionar nuestras emociones para sentirnos mejor, resolver un problema, resolver una situación, etcétera. Ese punto de vista, esa invitación, por años nos llevó a “tapar el bache”, a ir sobre el resultado, sobre la consecuencia.
Profundamente y cada día más convencida por cada testimonio que sumo y por mi valiosa propia experiencia, que la verdadera fórmula radica en aprender a gestionar nuestros pensamientos. La fórmula es: pensamiento (genera) emoción (creador) y, de acuerdo con la emoción, se obtendrá el resultado en cada área de nuestras vidas. Entonces, en este punto ya podemos ver que poner el foco en aprender a gestionar nuestros pensamientos, es la clave.
Tus pensamientos tienen que ser poderosos, empoderadores, exitosos, magníficos, amorosos, bondadosos, agradecidos, porque cuando eso sucede, todas tus emociones serán poderosas, magníficas, amorosas, exitosas, gratificantes, bondadosas.
Las emociones son el resultado de tus pensamientos. Recuerda: gestiona tus pensamientos y estarás trabajando y resolviendo la causa, porque tus emociones son solo el resultado.»
Asimismo, el psicólogo, counselor, periodista y escritor Alejandro Di Vagno manifiesta a continuación.
«¿Por qué es importante digerir las emociones? Así como con el alimento una parte nutre y otra se desecha, lo mismo pasa con las emociones. Buena parte pasa el inconsciente y ahí queda, cual intestino a veces pudriéndose y ni siquiera siendo desechadas (lo que nos lleva a la enfermedad). Por ello es fundamental que tomemos lo que nos enseñan (esta sería la parte nutritiva) y canalicemos o saquemos hacia un lugar sano la parte que debe ser ‘evacuada’.
Cuando digo hacia evacuarlas hacia un lugar sano es lo que Sigmund Freud llamaba sublimar. Es decir, darle un fin más noble a un impulso: si me enojo no desquitarme con lo primero que encuentro a mano sino encontrar la forma de transformarlo. Para lo cual, el arte es el medio ideal, en sí es terapéutico, porque nos conecta inevitablemente con el aquí y ahora.
La gestión emocional es qué hago con eso que arrolla y que no podemos controlar, que es la emoción por definición. Nos enseñaron o a reprimirla o, en estos tiempos líquidos, a evadirla. Y no sirve ni una ni otra. La parte difícil y que nos invita a conocernos y trabajarnos es qué hacemos con eso que nos pasa.
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Melanie Marianela Gentil Mateos, Mariana Poyo y Alejandro Di Vagno.