A dos fechas que finalice la clasificación a los playoffs de la Primera B (segunda categoría del futsal argentino), conversamos con Matías Bravo, el 10 del Glorias, quien destaca como máximo goleador del certamen con 13 dianas.
En un torneo competitivo, supo brillar con exquisitas definiciones, a pesar que su institución se encuentra última en la tabla de posiciones, Bravo deleitó con goles fuera de serie.
«Bravito», como es conocido por sus íntimos, además de jugar en el 40×20 también lo hace en una superficie completamente distinta: la arena es su otro campo de batalla, el fútbol playa también es parte de él, donde logró el título sudamericano en Paraguay 2019 con la selección argentina Sub-20 ante Brasil. “El título creo que fue lo máximo que conseguí en mi vida. Es una fecha inolvidable para mí. Fue el día más feliz de mi vida. Un orgullo, una emoción después de tanto trabajo. Ir todos los días a Ezeiza era un esfuerzo gigante”, comentó el representante de la selección de fútbol playa. También agregó el «ganarle a Brasil tres veces en un año y que mi familia esté ahí, yo representando al país”.
Con 15 años inició su historia en el futsal. Producto de su buen juego, escaló un par de categorías, ya que por su edad debía estar en la 5° división, pero aterrizó en la primera de la institución Monte Viejo (club de Beccar). Disputó partidos clasificatorios de la Copa AFA en el 2015. Su evolución continuó y dos años más tarde se sumó a Glorias -que en ese año jugaba en la Primera A-, la adaptación le costó un poco. “Ese año no tuve los minutos que yo esperaba. Salté de la C de AFA a la Primera A y fue un cambio muy grande, donde tenía que aprender un montón de cosas. Yo sabia que me iba a llevar muchos años, ese año no jugué mucho”, expresó Bravo.
Al año siguiente tuvo un nuevo desafío en el primer equipo, gracias a la confianza previa de «Lelo» Ugalde y «Piojo» Castañares (técnicos de la reserva) y, una vez más, su talento le permitió sumar minutos en el primer equipo, «Coky» Olivieri lo sumó a las prácticas del primer equipo y su debut se dio en agosto de 2018 ante América del Sud por los playoffs. Ese mismo año, el club descendió de categoría. Actualmente, la institución se mantiene en la Primera B. Bravo señaló el rol que adaptó: “Este año era mi tercer año en primera, mi cuarto año en el club, tenía que tomármelo más como una responsabilidad estar en primera y hacerme referente del equipo como ‘Coky’, ‘Chirola’ Valdez o Lucas Ávila. Me sentía ya un jugador importante y quería hacer eso por el club. Cumplimos nuestro primer objetivo del año, que es no descender y ahora luchamos para entrar a los playoff”.
Una nueva oportunidad con el esférico de por medio se le presentó en 2017, en un escenario distinto al que estaba habituado. El fútbol playa no contaba con una selección Sub-20 y en la búsqueda del armado de aquel equipo convocaron pruebas y uno de los que dijo presente fue Matías Bravo. El actual jugador de Racing en la arena manifestó: “Un jugador de la mayor de la selección, que conocía de Monte Viejo, me dijo que iban a hacer unas pruebas y fui. Me dijo que me quede tranquilo que los movimientos tácticamente son más o menos igual al futsal. Se juega a cuatro del arquero y que le iba a agarrar la mano. Que no me preocupe por la arena, que no le tenga miedo”. Finalmente, de los 75 jugadores que se presentaron solo iban a quedar 10 -para viajar a Paraguay- y uno de ellos fue Bravo: en su primera presentación consiguió su primer título en la arena y terminó segundo en la tabla de goleadores. Su palmarés con el combinado nacional continuó creciendo y en los próximos torneos tuvo como principal rival a Brasil (equipo definido como el mejor del mundo en la disciplina).
Al respecto, «Mati» relató que «en 2019 pudimos salir campeón. En septiembre se jugó la mayor y la Sub-20 en Rosario. Ganamos todos los partidos, en la final superamos a Brasil 5 a 4, fue una locura porque era la primera vez que se le ganaba. No pudimos salir campeones porque la mayor perdió y en la general ganaron ellos”. La revancha llegó unos meses más tarde en el sudamericano de Paraguay: “Nos tocó Brasil en la final, el 15 de diciembre, y tuvimos la oportunidad de volverle ganar en este deporte que ellos nacen jugando ahí, en la arena. Fue lo más lindo, encima representando al país, fue increíble”.
Desde pequeño, «Bravito» quería ser jugador de fútbol, pero los tiempos del colegio no se podían adaptar a los entrenamientos que suelen tener los clubes, a pesar de haber tenido llamadas de algunas instituciones deportivas, desistió de la idea y encontró en el 40×20 su alegría. “Yo era feliz jugando futsal, una vez que entré al futsal no se comparaba con nada, yo podría haber dejado el futsal y dedicarme a cancha de 11, pero no me llamó tanto la atención. Me gusta jugar en cancha de 11 pero con mis amigos, no en un club, ahora de grande me quiero dedicar de todo al futsal”, narró Matías.
En Argentina, actualmente esta disciplina es un deporte amateur y muchos de los jugadores que se desempeñan lo hacen generalmente en los clubes de barrio, es por amor a la camiseta y al deporte. El sentido de pertenencia que los identifica con los colores de sus equipos hace que, a pesar de no haber un sueldo de por medio, cada día den lo mejor de sí para los entrenamientos y llegar de la mejor manera al encuentro del fin de semana. También es la arenga de las tribunas a los héroes del barrio, que corren y corren durante más de una hora (aunque el tiempo reglamentario son dos tiempos de 20 minutos a reloj parado), para sumar puntos en el torneo. Y con ese combo emotivo se da el esfuerzo máximo para estar en el 40×20 a pesar de las distancias de los recintos deportivos por visitar.
El sueño para el número 10 de Glorias sigue intacto como hace 6 años. “Desde que comencé a jugar, desde los 15 años, mi sueño es poder vivir del futsal, se que no voy a poder vivir toda la vida, pero poder tener mis años y vivir de este deporte, que para mí es lo máximo y lo más lindo que hay. Y poder en algún momento representar a mi país como lo hice con playa, pero con el futsal”.