Mini gabinete

Luego de una semana de incertidumbre en la economía y la política, el Gobierno Nacional decidió modificar el gabinete e implementar algunas medidas para contrarrestar la situación. Los cambios a nivel ministerial fueron más bien un reacomodo de piezas, ya que aunque se pasó de 20 ministerios a 10, salvo uno, el de Modernización que fue el único eliminado, los otros afectados sufrieron una degradación y fueron rebajados al nivel de secretarías dependientes de alguna de las carteras que continúan.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, era uno de los apuntados por la oposición. Sin embargo, salió ileso pero perdió a sus dos «segundos»: Mario Quintana dejó su cargo y Gustavo Lopetegui será asesor directo del presidente Mauricio Macri. En lugar de estos dos funcionarios estará Andrés Ibarra, extitular de Modernización.
Por medio de un comunicado, la Casa Rosada informó las modificaciones. En lo que hace a los Ministerios de Defensa (Oscar Aguad), Seguridad (Patricia Bullrich), Justicia (Germán Garavano), Transporte (Guillermo Dietrich), Relaciones Exteriores y Culto (Jorge Faurie) continúan encabezados por los mismos funcionarios y sin sumar secretarías. Este cambio lo tienen las carteras de Interior, Obras Públicas y Vivienda (a cargo de Rogelio Frigerio), Economía (Nicolás Dujovne), Producción (Dante Sica), Desarrollo Social (Carolina Stanley) y Educación (Alejandro Finocchiaro). Los ministerios que se transforman en secretarías son Energía, cuyo titular Javier Iguacel reportará a Dujovne; Trabajo y Agroindustria a cargo de Jorge Triaca y Luis Etchevehere, que quedarán bajo la órbita de Sica; Adolfo Rubinstein será secretario de Salud dentro de la cartera de Desarrollo Social. En lo que hace a Educación estará a cargo de las secretarías de Cultura (Pablo Avelluto), Ciencia y Tecnología (Lino Barañao). Por último, los Ministerios de Turismo y el de Ambiente y Desarrollo Sustentable a cargo de Gustavo Santos y Segio Bergman, respectivamente, serán secretarías en la órbita de Presidencia.

Herencia, tiempo y culpables

Previo al anuncio, el presidente Macri dio un discurso en el que aseguró que los últimos meses fueron «los peores cinco meses de mi vida después de mi secuestro». Ya enfocado en las medidas para enfrentar la crisis, el mandatario señaló que se va a trabajar en tres aspectos: «El primero es avanzar hacia el equilibrio de las cuentas públicas porque no podemos gastar más de lo que tenemos, hacerlo nos lleva a tener más inflación y pedir más plata prestada. Como segundo, el trabajo formal como eje de camino de desarrollo y el tercero construir un estado sin corrupción».
El Jefe de Estado pidió a los dirigentes mantener el compromiso con el Gobierno para poder llegar a los objetivos fijados. «En estos meses se desataron todas las tormentas juntas pero no por eso vamos a perder las esperanzas. Debemos madurar como sociedad y no seguir viviendo por arriba de nuestras posibilidades y no convivir más con la corrupción. El camino a recorrer siempre fue difícil y como todo camino hay avances y retrocesos, no es lineal», dijo Macri, quien reiteró dos temáticas: la primera fue la necesidad de que hace falta tiempo para solucionar los problemas y la segunda fue «la pesada herencia».
En ese ítem, el Presidente sostuvo que «es positivo ahora más que nunca, que el mercado nos apoye. Esto que nos está pasando ahora pudo pasar en enero del 2016 porque recibimos un Estado que gastaba aún mucho más de lo que recaudaba. No había reservas en el Banco Central, había un montón de cepos y distorsiones en la economía, ya en ese momento no había los dólares para sostener a la economía argentina».

«Empezaron a dudar»

Igualmente, dejó un resquicio a la esperanza e indicó que «la euforia que generamos con el cambio y haber frenado el camino que nos llevaba a ser Venezuela nos ayudó a convencer a quien nos prestaba la plata que nos dieran tiempo para resolver nuestros problemas estructurales en unos años, y durante un tiempo nos fue bien» pero factores externos, ajenos al control del Gobierno como ser la sequía, el aumento del petróleo y la suba de las tasas en Estados Unidos complicaron la situación. «Todos esos cambios en el mundo no los podíamos prever y los estamos enfrentando de la mejor manera. El conjunto de estos problemas provocó que quienes nos prestaban plata empezaron a dudar de nuestra capacidad para lograr lo que nos proponíamos. Y al tomar decisiones para enfrentar este nuevo escenario tomamos medidas que generaron algunas dudas que nosotros como Gobierno tenemos que aclarar y, justamente, estoy acá haciéndolo», manifestó el Presidente.
Por otro lado, Macri también responsabilizó a la oposición por los problemas con el dolar y la economía. «Otras dudas las generamos como argentinos, porque no fuimos capaces de mostrar unidad en nuestro compromiso de avanzar con las reformas estructurales. Me refiero a que se aprobaron leyes que destruían el presupuesto aprobado y eso obviamente generó un impacto negativo que aumenta la percepción de riesgo de la Argentina y el dólar empezó a subir. Ante esta situación reaccionamos rápido: pedimos ayuda al FMI y logramos un apoyo inédito para ningún país en la historia del Fondo por el monto, la rapidez y las condiciones que conseguimos».
La corrupción también fue abordada en el discurso presidencial, específicamente el llamado caso de los cuadernos. «Constituyó un antes y un después para terminar con la corrupción que tanta pobreza nos ha traído. Pero en el corto plazo afecta la imagen del país y genera más dudas sobre nuestra capacidad de conducirnos con seriedad», afirmó.

Expuestos a las crisis

«Todo esto no hace más que confirmar que hasta que la Argentina no tenga un presupuesto propio, país sólido e independiente, vamos a estar expuestos a cualquier crisis externa», sostuvo Macri, y expresó que ante esta nueva situación reanudaron los diálogos con el FMI para «permitir despejar cualquier duda sobre nuestro financiamiento en 2019». «Tenemos que seguir haciendo todos los esfuerzos para equilibrar las cuentas del Estado, y aún faltan muchas decisiones para llegar a eso», alertó.
Lo que podría considerarse la parte autocrítica fue cuando dijo que «creímos con excesivo optimismo que era posible ir cambiando las cosas de a poco, pero la realidad nos demostró que tenemos que ir más rápido», lamentó. «Ahora nos toca reconocerlo, asumirlo. Crisis hubo muchas pero ahora tenemos un Gobierno que enfrenta la realidad sin esconderla, honestamente. Con la cabeza abierta para dialogar con todos, pero al mismo tiempo sin tener miedo a pagar los costos que tienen que hacerse cargo de esta realidad y cambiarla. En esta transformación que emprendimos hay momentos llenos de vigor y entusiasmo pero hoy nos toca recorrer un momento difícil, entonces miremos la película y no la foto. Tenemos que solucionar de manera madura y responsable nuestros problemas», sostuvo, y remarcó que «esta crisis no es una más, tiene que ser la última. Quiero que sepan que fueron los peores cinco meses de mi vida después de mi secuestro pero ni por un minuto dejé de hacer lo que estuvo a mi alcance para enfrentar con ustedes lo que estamos viviendo, porque sé que el mayor esfuerzo, el más grande, es el que están haciendo cada uno de ustedes y sus familias». «Tengo la fortaleza necesaria y estoy acá por ustedes, pero los necesito a ustedes más convencidos que nunca frente a los predicadores del miedo», concluyó el Presidente.

Más impuestos

Entre las medidas que se tomarán está la reinstalación del impuesto a las exportaciones. «Sabemos que es un impuesto malo, malísimo, que va en contra de lo que queremos fomentar, que son más exportaciones, les tengo que pedir que entiendan que es una emergencia y necesitamos de su aporte», remarcó Macri.
También se reforzarán los ingresos de quienes perciben la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros planes en septiembre y octubre, se fortalecerán los programas alimentarios en todo el país para garantizar disponibilidad de alimentos, y desde septiembre se reforzará el programa de Precios Cuidados con especial hincapié en la canasta básica.
Las retenciones y la mejora en la ayuda social son dos de las medidas que el Gobierno pondrá en marcha para llegar al déficit cero. Los demás son ahorro de gastos de capital que incluye recorte en obras de infraestructura y otros desembolsos de fondos. Esto significará un recorte del 0,7% del Producto Bruto Interno (PBI). Ahorro en subsidios con el traspaso a las provincias de la Tarifa Social Eléctrica y de los subsidios al transporte urbano que no sea de jurisdicción nacional se ahorrá un 0,5%. Ahorro en remuneraciones y gastos operativos del 0,2%. También se disminuirán los gastos corrientes en un 0,2% del PBI. Finalmente, se suspenderá por un año la reducción de aportes patronales, la denominada reducción del Mínimo No Imponible para dichas contribuciones, por lo que el Gobierno va a mantener una recaudación por este concepto de 0,2% del PBI.